Un Cacho de Cultura: “Va, pensiero”: la patria cantada antes de existir

POR: ERNESTO BISCEGLIA– www.ernestobisceglia.com.ar

Cierta vez, en mi vagabundeo por Roma, me tocó asistir a las celebraciones de la “Festa de la Reppublica”, el día 2 de Junio, en que se celebra el día en que Italia en un plebiscito optó por la Republica, dando fin a la monarquía como gobierno.

Estar en Roma el 2 de junio, día de la Festa della Repubblica, fue asistir al latido más profundo del alma italiana. Frente al imponente Altar de la Patria, mientras caía la tarde sobre el monumento a Vittorio Emanuele II, una orquesta comenzó a interpretar “Va, pensiero”. El silencio se hizo compacto, y luego, casi sin darse cuenta, la gente se puso de pie. Cantaban con una emoción contenida, como si cada nota trajera consigo la historia de un pueblo que alguna vez soñó con ser libre. Debo admitir, que las lágrimas corrieron súbitas ante la indescriptible emoción de aquel momento.

En ese momento entendí que no era sólo un coro de ópera, sino una plegaria nacional, una Patria que se había cantado antes de existir. Verdi había dado música a la nostalgia, al anhelo de unidad, a la esperanza de un país dividido que se reconocía en el mismo dolor.

“Va, pensiero” sigue siendo eso: un himno del alma, una bandera invisible que no flamea en los mástiles, sino en los corazones. Es -como me dijo alguien- el “Himno lírico de Italia”.

El “Va, pensiero” -también conocido como el Coro de los esclavos hebreos- es uno de los momentos más emotivos de la ópera Nabucco (1842) de Giuseppe Verdi.

Su argumento es simple pero profundamente simbólico: Los hebreos, esclavizados en Babilonia, cantan a su patria perdida, recordando con nostalgia los campos, los ríos y la libertad que han sido arrebatados. Es un canto colectivo de dolor, esperanza y añoranza por la tierra natal: «Va pensiero, sull’ali dorate», vuela el pensamiento sobre doradas alas».

En el contexto de su época, el público italiano lo interpretó como una metáfora del propio sometimiento de Italia, dividida y oprimida por potencias extranjeras. Por eso el coro se convirtió en himno del espíritu nacional italiano y de la búsqueda de libertad y unidad.

La obra, expresa la melancolía del exilio y el anhelo de libertad, un canto que trasciende la ópera y se vuelve un himno universal de los pueblos que sufren y sueñan con volver a ser libres.

El “Va, pensiero” de Nabucco es considerado, de hecho, el himno lírico y espiritual del pueblo italiano, incluso más sentido que el himno nacional oficial (Il Canto degli Italiani).

Cuando Verdi estrenó la ópera en 1842, Italia todavía estaba fragmentada en reinos y bajo dominio extranjero. El coro de los esclavos hebreos —que añoran su patria perdida— fue interpretado por el público como una alegoría del propio pueblo italiano anhelando la unidad y la independencia. La emoción fue tal que, en los teatros, el público pedía repetirlo, y muchos lo cantaban fuera de las salas como símbolo de resistencia.

Con el tiempo, “Va, pensiero” se volvió una especie de himno no oficial de la unificación italiana y de la identidad nacional. En el funeral de Verdi, en 1901, una multitud de más de 200.000 personas lo entonó espontáneamente mientras el cortejo fúnebre avanzaba por las calles de Milán.

En suma, sí: “Va, pensiero” es para los italianos lo que un himno del alma sería para una nación, una pieza que une emoción, historia y patria en una sola melodía. En ocasiones, pienso, tal vez, nosotros, los argentinos debiéramos cantar este pasaje, sobre todo aquel que dice: «¡Oh, mi Patria, tan bella y perdida!»