POR: ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar
Uno de los placeres más exquisitos que se puedan saborear, es tomar unos mates bajo un árbol, temprano, cuando el olor al pasto húmedo impregna todavía el ambiente, escuchando las melodías que regala esta obra “La Mañana”.
Como en el caso de “Las Cuatro Estaciones” de Vivaldi, donde los instrumentos pintan los colores, las aves y el clima, en la obra de Grieg, el inicio suave con las flautas traversas dispone el espíritu para elevarse hacia un espacio más allá de la realidad.
Esta obra, “La mañana”, también mencionada como “Morning Mood”, es una pieza orquestal del compositor noruego Edvard Grieg, escrita como música incidental para el drama Peer Gynt de Henrik Ibsen (1875).
La música describe el amanecer en el desierto del Norte de África, lugar donde transcurre esa parte de la historia de Peer Gynt. Su melodía principal, confiada a la flauta y luego al oboe, “se desarrolla de forma suave y progresiva, como si la luz fuera desplegándose lentamente sobre el paisaje. Las cuerdas sostienen un acompañamiento cálido y ondulante que sugiere calma, renovación y esperanza.”
La música transmite una inmediata serenidad en un nuevo comienzo; en la naturaleza que despierta, el mundo que retorna a la vida, y una pausa poética dentro de la agitada trama del protagonista.