Salta: La política, la metafísica, el metaverso… y el verso

POR: ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar

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Resumen: En tiempos donde la política insiste en reciclar discursos viejos con ropajes nuevos, la Argentina —y particularmente Salta— parece habitar un doble plano: uno medieval, todavía atado a castas y mitos coloniales, y otro virtual, donde las promesas flotan en un metaverso político tan intangible como el de la Edad Media fue la metafísica. Entre ambos mundos, lo único que parece permanecer es el verso.

En esta Argentina, hasta hace unas décadas todavía vivíamos pensando en el siglo XX. El relato kirchnerista nos mantuvo anclados a una realidad que ya no existía. Y todavía seguimos en la misma. Otra vez enfrentamos el problema de una crisis que puede voltear un gobierno porque los elementos económicos y políticos que confabulan son los mismos de hace más de un siglo.

Esta situación se potencia en aldeas como esta Salta donde el pensamiento de la mayoría del imaginario colectiva continúa anclado a concepciones atávicas de casi medio milenio atrás. Más que una provincia, Salta, es un feudo medieval donde florecen reyezuelos y clérigos que poseen la tierra y deciden sobre la vida de los ciudadanos que en cierta manera continúan siendo “siervos de la gleba”.

En Salta, política y religión, continúan siendo el huso eficaz que teje una urdimbre social que permite que el viejo esquema socio-político colonial se mantenga vivo. Aquí sobreviven todavía las castas, de modo que pensar en la movilidad social a través de la política, por ejemplo, hoy es una utopía, porque la única movilidad social es la de aquellos que forman parte del consorcio gobernante. En Salta, se practica aquello que dice que «Estos son los gobiernos de los iguales. Unos más iguales que otros». ¿Acaso, desde el regreso de la democracia hemos visto en la gobernación, en un gabinete o en las primeras funciones a un ciudadano originario o de los que vienen de a pie? La única posibilidad de ese ascenso era la militancia que fue eliminada.

La metafísica y el metaverso en Salta

En la Salta medieval actual, la metafísica, continúa representando un marco de comprensión de la realidad que está más allá de lo visible y lo inmediato. En este feudo la ciencia se detiene ante el mito y en este sentido, todavía muchos continúan otorgándole a los fenómenos de la naturaleza cualidades orgánicas y milagrosas, tal como el rayo era para Zeus o Baco para el vino… sobre todo este último.

Lo metafísico no es tangible, pero sirve para ordenar el pensamiento y darle sentido a la vida, muchas veces en clave religiosa o filosófica. Traducido, sería, aún miles y miles continúan creyendo que es verdad aquello que no ven. Desde el duende hasta lo suprareligioso.

Hemos reemplazado la metafísica por el metaverso

Los políticos -algunos, obviamente, porque no todos tienen tanta inteligencia-, han logrado fundir en un mismo concepto ese paralelo intangible que promete nuevas formas sociales que es el metaverso. En este espacio virtual, poder e incluso existencia pueden ser reales pero no existir en la realidad operante. Vergibracia: le prometen a la gente una realidad que puede ser pero que jamás será. ¿Se entiende?

Para poner un ejemplo más claro, leemos en la propaganda política: “Vamos con vos a trabajar al Congreso” ¡Mentira! Nunca irán a trabajar y menos “con vos”. De hecho, ni te dejarán entrar.

Y así, el Pueblo continúa pidiendo «saber de qué se trata».

Asistimos a ver una campaña política donde como la metafísica medieval nada es del todo concreto, donde la realidad sigue estando en construcción, porque vienen a prometer lo mismo que prometieron hace veinte años por lo menos. Sin embargo, esa “posible realidad” de los discursos políticos condiciona a las expectativas y proyectos de futuro.

Mitos y verdades de la política en Salta

En esta aldea medieval, existe una Salta metafísica que se inscribe en un marco de búsqueda de la verdad, lo absoluto y lo eterno a través de los ídolos, porque la Fe como tal categoría aún no llega a manifestarse en plenitud de conciencia. De hecho, se está muy lejos de alcanzar eso.

En ese entorno es que existe un contubernio entre el poder y el altar, donde lo metafísico con la tecnología actual se mezcla con el metaverso, pero fundamentalmente, con el verso.

El metaverso y el verso

El metaverso es un neologismo, que, para quienes no están informados, representa una realidad virtual. Es un escenario donde se desarrolla una realidad paralela y donde donde todos podemos actuar, vender, comprar, viajar, todo igual que en la realidad existencial.

La política y los “políticos”, que de todo esto es muy difícil que sepan, sin embargo, se mueven en esos niveles metafísicos siempre que crean cosmogonías ideológicas de tal nivel que, por ejemplo, ahora somos gobernados por una mujer que recibe instrucciones políticas de un perro muerto. Así de loco está todo. Y todos por continuar votando esta ficción.

De modo que, conciudadanos, la comparación adquiere sentido como metáfora crítica. El metaverso hoy funciona como un nuevo “más allá”, un horizonte de promesas que organiza imaginarios, tal como la metafísica lo hacía en la época feudal. ¿Se comprende?

Luego, tanto la metafísica como pseudociencia y el metaverso como pseudorealidades, son recursos dialécticos que usan los políticos para hablar de universos imaginarios.

En definitiva, mientras la metafísica prometía la eternidad y el metaverso promete una segunda vida, lo único que los políticos argentinos y salteños nos aseguran es lo de siempre: el eterno retorno del verso.