POR: ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar

«Dicen que, en las noches de San Lorenzo, en medio del bosque que cubre el Cerro Elefante, entre quebradas a las que acceden sólo las alimañas, suelen verse sombras que se desplazan, y a medida que van llegando, aguardan frente a una roca que sobresale de la montaña. De pronto, uno de ellos, alto, de atuendo gaucho dicen -cubierto con un poncho-, pronuncia un conjuro en un idioma indecible…, entonces, la roca se abre y un resplandor iridiscente ilumina esa escena dantesca mientras el ambiente es poseído por un fétido olor a azufre. Los asistentes, uno a uno, ingresan en la puerta que se abre en la montaña. El aquelarre, con íncubos y súcubos, se desata.«
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Venimos diciendo que, en el 2027, sólo dos opciones disputarían la gobernación de la provincia; pero al parecer, podríamos ser víctimas del engaño del Tenorio, pues le hemos dado por finado político, pero ¡cuidado! Porque “Los muertos vos matáis, gozan de buena salud”. Y mientras destilamos en el alambique político pócimas y consejos para las próximas elecciones, como las áspides que sisean por el pasto sin que se las escuche, Juan Manuel Urtubey, repta hacia Gran Bourg, con la mirada puesta también en el sillón…
¡Si, porque Urtubey, está caminando! Como Felipe Varela que “matando viene y se va”, mientras cruzaba los Valles Calchaquíes, también este filisteo cruza viñedos y poblados, diciendo ya que vuelve por la gobernación. La diferencia es que Felipe Varela, era un caballero de fina estampa.
Entonces, cuando venimos diciéndole al gobernador, Gustavo Sáenz, que si quiere llegar al 2027, con un buen handicap para disputar la partida con Emilia Orozco, debe cambiar todo, gabinete, primeras y segundas líneas, ahora, la cosa se pone más peluda porque deberá además liderar al peronismo pero en serio, porque el ex gobernador, no sólo no piensa largar el sello del PJ de Salta intervenido, sino que también viene con apetencias de liderar a los muchachos peronistas.
No hay que dormirse, porque repetimos: Urtubey está caminando. Y uno no puede evitar recordar a esos viejos personajes de la literatura que, después de firmar pactos impronunciables con el Diablo, vuelven a la escena como si nada. Encima, como “Agrupación Mausoleo” que son, viene acompañado de un montón de muertos que ni siquiera lo disimulan en sus facciones.
Una cosa rara, esto sí hay que decirlo, es que este Urtubey, además de fallecidos, está seguido por duendes negros -cosa rara-; que van perdiendo el pelo pero no las mañas, especialmente aquella de traicionar a quien les da de comer. ¡Miren que hemos visto cosas raras! Pero duendes negros nunca. ¿O serán negros que se hacen los duendes y salen a caminar a la hora de la siesta?
En fin, nuestro exgobernador tiene algo del Fausto (de Goethe), pero provinciano, va por los caminos convencido de que la ambición es un salvoconducto eterno; y algo también del Dorian Gray del Norte, capaz de reaparecer con la sonrisa intacta mientras el verdadero retrato —la provincia que dejó endeudada, exhausta, ajada— cuelga en algún desván administrativo, desfigurado por los excesos de su codicia. Pero él vuelve. Siempre vuelve. Porque los personajes que hipotecan el futuro ajeno jamás se retiran: simplemente esperan a que nos durmamos.
Por eso ¡No se duerma, gobernador Sáenz! Que viene época de lluvias y los traidores florecen como los hongos luego de la tormenta. ¡Cambie la tropa! ¡Renueve la logística y recomponga la infantería! Hay que defender la posición de los energúmenos que salen de sus tumbas para intentar volver a enterrarnos.
Porque nadie dude de que Urtubey volverá a intentarlo (lo de enterrarnos). Baste recordar aquella frase del Zorrilla sobre los muertos que “gozan de buena salud.” En la política salteña —tan dada a resurrecciones intempestivas— los muertos nunca están del todo muertos, y algunos hasta se permiten caminar como si el pasado no les pesara.
Por eso, más que alarmarse, conviene mantenerse despiertos, porque hay personajes que, entre pactos, retratos ocultos y desafueros de galán envejecido, siempre encuentran la forma de volver a escena. –
