POR: ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar
Para comprender el marco de este artículo, desempolvemos al Maestro Aristóteles, quien en su libro “Metafísica” (Libro IV, 1001 a), sentencia: “Lo que es, es; y lo que no es, no es”. Un simio es un simio y por más que lo vistan de seda (o de presidente), seguirá siendo un simio. Dos mil años más tarde el vulgo conocería este claro principio sobre la naturaleza de las cosas con la frase: “La única verdad es la realidad”… y ¡Viva Perón, carajo!

Podemos aplicar este axioma filosófico a la situación actual del país y comprobaremos –denunciemos más bien-, la distancia entre el discurso presidencial y la realidad, donde el razonamiento aristotélico se aplica acabadamente. Mientras nos pintaron una fantasía en la campaña, la realidad es otra muy distinta.
El problema de fondo en la falta de adecuación entre discurso y realidad es la soberbia del presidente, de su equipo y de todos los que militan este espacio de “seres ascendidos”. La Libertad Avanza, lamentablemente, se ha convertido en un ámbito donde la Luz brilla más que en una sinagoga de los elegidos. El cenáculo donde el Espíritu Santo “llegó a los 12” (que eran muchos más), resulta un quincho un sábado a la noche, pero con menos carne y más delirio místico-económico.
Los libertarios son los nuevos apóstoles del mercado que creen que el Espíritu Santo baja en forma de voucher. Están convencidos de que “Las Fuerzas del Cielo” (2 Macabeos 10:29-30) los eligieron a ellos para “renovar las cosas… las que son en cuanto que son y las que no son en cuanto que no son”. Y parece que el “Deus le veut” (Urbano II), eligió a Caputo como su profeta.
La soberbia nos conducirá al Infierno
La Torá –libro de cabecera de Milei-, señala que “La soberbia es el pecado de quien se erige por encima de Dios”, para figurar al Faraón (Éxodo 5:2) –palabras más o menos- que endurece su corazón frente al clamor de los oprimidos, cuando aún viendo las señales se niega a escuchar.
Para Dante Alighieri, los soberbios no van al fuego ni al hielo, habitan el Purgatorio “caminando encorvados, aplastados por pesadas piedras sobre la espalda”, símbolo de su arrogancia. (No explica Dante si utilizaban pañales, eso sí).
Pero concluyamos que la soberbia es ese orgullo ciego de quienes no creen necesitar a nadie, que se niegan a escuchar. Son los que imponen y no dialogan… ¡Y allí fermenta el germen de la caída en toda tragedia política!
Es el pecado original de los que se creen salvadores, cuando en verdad sólo han llegado para repetir los peores ciclos de nuestra historia.
A esto ya lo vimos y sabemos cómo termina, sólo que ahora…
El problema de los políticos es que no abrevan en la historia, no la conocen. ¡Con razón, Cicerón, afirmaba que “Historia magistra vitae est”. Si repasamos nuestra historia argentina desde 1930, comprobaremos que la narrativa de La Libertad Avanza se emparenta en mucho con las proclamas de los golpes militares, y veamos por qué:
1.- Un diagnóstico terminal del país: todo está corrompido (que así es) y no hay redención posible dentro del orden democrático. Querer destruir al Estado, representa destruir a la democracia también. Algunos salvajes han llegado a pedir volar el Congreso, por ejemplo.
2.- Vienen con una promesa de orden y racionalidad. Suspenden derechos a través de medidas extremas.
3.- Una vocación mesiánica: Los militares entonces como el presidente, Javier Milei, ahora, se autoperciben “iluminados”. Han venido a realizar el trabajo sucio. Ayer fue el crucifijo y los curas, hoy es el Talmud o la biblia de Ayn Rand.
4.- Por fin, el desprecio visceral por lo colectivo. Todo aquello que no se ajusta a su pensamiento o a su plan de exterminio es enemigo. Antes fueron los peronistas, luego los subversivos, ahora son los “zurdos hijos de puta”, los “mandriles” los “parásitos mentales” o los “periodistas ensobrados”. Cambia la dialéctica, pero el sentido último es el mismo.
5.- Negación de la justicia social como herramienta que abre las puertas a la movilidad social. El peronismo la utilizó mal convirtiéndola en dádiva a mansalva cuando en realidad se trata de abrir puertas a las oportunidades. Este gobierno ha cerrado todas las puertas.
Hacia el abismo en patineta
Que el kirchnerismo dejó el país hecho trizas, es una realidad. Que ese régimen estuvo formado por una cáfila de delincuentes, de subversivos y terroristas irredentos, también. Que la gran caída hacia el abismo de la ignorancia y el clientelismo social lo profundizó aquel grupo, es indudable.
Pero en dos años, el libertarismo, no pudo ni siquiera sembrar la semilla de un cambio razonable. ¡Y han gobernado sin oposición! Sin “palos en la rueda”. Y sin embargo, estamos viendo la misma película pero con una sociedad aniquilada.
Y así vamos, gobernados por soberbios que escuchan voces celestiales pero son incapaces de oír el grito terrenal del Pueblo que sufre.