Necesitamos otro Cabildo Abierto: Para que no seamos la “chusma” y repensemos el rumbo de la provincia y de la Patria

POR ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar . –

De toda la Semana de Mayo, el día más importante -incluso más que el propio 25-, es el día 22 de ese mes de 1810. Porque ese día, por primera vez en nuestra historia el Pueblo, en el edificio del Cabildo, discutió sobre cuál sería la forma de gobierno más conveniente para estas tierras. El ánimo de segregarse de España ya había fermentado y el proceso no tenía vuelta atrás. Más allá, continuaban las maniobras conspirativas iniciadas en las noches de la Jabonería de Vieytes y los conciliábulos con lo más radicalizados y con el jefe de “Patricios”, el potosino, Cornelio Saavedra.

No abundaremos en las teorías expuestas por los más lúcidos hombres de esa época, que iban desde la teoría de la retroversión del poder al Pueblo, las ideas jacobinas de inspiración francesa hasta la férrea oposición a cambiar el status quo, sostenida por el obispo Lue, juramentado a la Corona. Lo importante es destacar el acto cívico de participación popular.

Hay que apuntar que en aquellos días no todos era considerados “Pueblo”. Para serlo, había que tener la sangre limpia, familia, vivienda y profesión liberal, de ser posible. Quedaban fuera de tal consideración los mestizos, negros, mulatos y por supuesto el gaucho, todos estos últimos formaban la “chusma”.

Aquello tampoco fue un ejemplo de participación popular, hay que decirlo. Y aquí hallamos el primer elemento que nos aproxima a nuestra realidad de este Año del Señor de 2025: NO TODOS PARTICIPARON, para decirlo de manera actual, hubo baja participación del vecindario. Se repartieron 420 invitaciones, pero sólo asistieron 221 vecinos notables; es decir, más o menos votó el 55%, aproximadamente. Claro, no cuenta que French y Berutti, lejos de repartir alegremente cintas celestes y blancas (que no eran de tal color), dirigían los piquetes ubicados en la esquina de la Plaza Mayor para controlar el ingreso al Cabildo. Como se ve, hay prácticas que las traemos desde la historia. Hoy, podríamos plantearnos incluso, la legitimidad o no de aquel acto.

Por qué necesitamos otro Cabildo Abierto

Conexo con lo dicho anteriormente, aquel Cabildo se llamó así porque se daba en un momento de ruptura institucional. El Cabildo Abierto fue la respuesta a una crisis de legitimidad de la autoridad colonial. Napoleón había invadido España y Fernando VII ya no gobernaba. En ese vacío de poder, los criollos plantearon una pregunta política fundamental: ¿quién debe ejercer el poder en ausencia del monarca?

Las autoridades virreinales acusaban un vacío de poder y tampoco había sustento local para mantenerse. Surgió entonces el Pueblo como sujeto político emergente, porque aunque el Cabildo fue convocado por las élites locales, lo cierto es que incorporó —al menos simbólicamente— la voz de sectores sociales que hasta entonces no eran protagonistas. La idea de que el “Pueblo” podía deliberar y decidir irrumpió en la escena con fuerza.

Como ahora mismo, en el fondo campeaba el problema de la legitimidad de las autoridades. Entonces se preguntaron ¿No habiendo rey en España en el poder, es legítima la autoridad de Baltasar Hidalgo de Cisneros? Hoy, podríamos preguntarnos: Disminuyendo progresivamente la cantidad votantes hasta rozar casi el 50% de ausentismo ¿Hasta dónde está socavada ya la legitimidad de los elegidos?

La legitimidad se discute, no se hereda:

Lo que estaba en juego no era sólo un cambio de nombres, sino la idea de que el poder político debía ser legitimado por el consenso local y no por una autoridad externa. Fue un ejercicio deliberativo que cuestionó el orden establecido. Hoy nos preguntamos ¿No debemos comenzar a cuestionar este orden establecido por la voluntad de una minoría que elige los candidatos y los hace votar? Porque últimamente, el Pueblo no elige a nadie, los imponen.

El debate político como motor del cambio

Por eso afirmamos que el día más importante de aquella Semana fue el 22, porque aquel Cabildo Abierto fue profundamente político, con posiciones enfrentadas, argumentos, y una tensión entre continuidad y ruptura. Lo revolucionario fue justamente atreverse a debatir públicamente el destino colectivo.  ¡Cómo colisiona este hecho histórico con el voluntarismo actual que pretende el manejo compulsivo de mayorías en las legislaturas? Al terminarse el debate de ideas, se está exterminando a la democracia y a la República misma.

Hoy, como entonces, necesitamos rediscutir la política a través de cabildos abiertos reales, plataformas ciudadanas, audiencias públicas, conversatorios en straming… Porque asistimos a una inédita crisis de representación. Los partidos políticos han sido vaciados, destruidos literalmente. Ya no existen centros de formación cívica ni de militancia, lo que permite que el poder público se haya transformado en un consorcio, donde incluso se compran los cargos como si fueran acciones. Así, se ha formado un elenco estable que se mantiene periodo tras periodo. No existe ni trasvasamiento generacional ni alternancia que es la savia de la democracia.

Al no existir debate, las decisiones políticas se toman a espaldas de la gente habiendo convertido a la política en un show de élites sin pueblo.

¿Quién gobierna y para quién? De súbditos a ciudadanos

En 1810 se preguntaron si un virrey impuesto desde afuera tenía derecho a gobernar. Hoy debemos preguntarnos si un gobierno colonizado por intereses externos, sometido a lobbies y corporaciones, representa al Pueblo o lo administra como recurso. Porque de a poco, los ciudadanos hemos sido degradados: ya no somos sujetos políticos, volvemos a ser la chusma.

Y en Salta, el problema es más grave aún. Conservamos una estructura de poder colonial, con élites patrimoniales o enriquecidas por el saqueo. Un feudalismo reciclado en clave institucional. Con un millón y medio de habitantes, las decisiones las toma un puñado. La mediocridad instalada en el poder nos ha hecho perder el lugar histórico que Salta supo tener en el mapa geopolítico.

Un Cabildo Abierto como símbolo de participación

En varios aspectos estamos como en 1810, particularmente en sociedades como Salta que conserva todavía esa estructura colonial de manejo del poder. Nos movemos en una comunidad obsoleta en todo sentido, con un espíritu de manejo feudal y en cierta forma de castas; ya por herencia patricia -muy venida a menos-, ya por nuevas elites formadas en base al latrocinio de la cosa pública, sin contar con una presencia todavía muy arraigada del pensamiento victoriano religioso.

Por eso, es necesario convocar a un Cabildo para concertar un nuevo pacto político y recuperar la deliberación pública porque la toma de decisiones está en manos de una elite que además ha demostrado una singular incapacidad para mirar más allá de lo que son sus intereses. El Nuevo Orden Mundial nos impone funcionarios lúcidos y sobre todo informados. La persistencia de individuos mediocres en los puestos de poder nos ha hecho perder el lugar de privilegio geopolítico histórico que siempre tuvo la provincia de Salta.

Hoy, es tiempo de Pensar la Nación, de Pensar la provincia y de Pensar el municipio, en el marco de un DIÁLOGO que busque integrar un CONSENSO del que deben participar todos: trabajadores, empresarios, estudiantes, mujeres, pueblos originarios, jubilados.

La urgencia de la Palabra

Lo que afirmamos no es caprichoso ni sectario. Mucho menos partidario. Es un imperativo de este tiempo donde no asistimos a una época de cambios sino al cambio de una Época. Porque quieran o no, el cambio se está llevando puesto todo. Estamos en los albores de la Quinta Revolución Industrial que dentro de muy pocos años partirá a la sociedad en dos: los que hayan advertido el cambio y se suban al uso de las nuevas tecnologías y los que sean el rebaño y la carne de cañón de este nuevo sistema.

En las sociedades más desarrolladas ya culminó el tiempo de las imposiciones. Basta mirar las sesiones del Parlamento Europeo para tomar nota de lo que se está discutiendo allí. Aquí, continuamos en el NO progreso y hasta con el retorno de enfermedades que ya habían desaparecido. ¿Lo próximo que habrá que inaugurar como obra de salud pública será un leprosario?

Necesitamos iniciar un proceso de escucha y discusión, donde el Pueblo vuelva a ser protagonista de su propio destino y “No objeto de la ambición de nadie”, como diría Perón.

En 1810 no tenían todas las respuestas, pero tuvieron el coraje de hacer las preguntas fundamentales. Hoy, no tenemos quién nos represente formulando las preguntas acuciantes de la hora. Así, los problemas continúan y se profundizan porque los que siguen estando son como el rey de España en aquellos tiempos: viven lejos de sus súbditos.

Hoy, es vital e imperioso atrevernos a preguntar: ¿Qué país queremos? ¿Qué futuro construimos?

Como entonces, necesitamos un Cabildo Abierto. No para repetir la historia, sino para honrarla y como entonces, cambiar nuestro destino. –