Música y Cultura: La Sinfonía N°6 en si menor de Piotr Ilich Tchaikovsky, la célebre “Patética”

REDACCIÓN – www.ernestobisceglia.com.ar

Las grandes obras del repertorio universal siempre tuvieron como inspiración algún movimiento del alma, como es propio; de otra manera, sin espíritus que sientan o sensibles, nada sublime hubiera sido compuesto, tallado o pintado…, o también escrito.

En este caso, estamos ante  la última obra sinfónica de Tchaikovsky, su Sexta Sinfonía, conocida como “Patética”, que para los críticos va más allá de una composición musical, es prácticamente una confesión, de allí que sea conocida también como “La Sinfonía del alma rota”.

Faltaban pocos días para que Tchaikovsky, dejara este plano -1833-, cuando con esta música parece haber anticipad su muerte. En esta obra, el autor se despoja de su característica pompa imperial, propia del romanticismo y se sumerge en la profundidad trágica de su propia existencia.

El primer movimiento abre con una tensión oscura que oscila entre la resignación y la esperanza. El segundo, con su ritmo irregular suena como una danza que tropieza, una metáfora del desequilibrio interior. El tercero engaña con su energía casi heroica, pero no es triunfo: es una ilusión. Y el cuarto movimiento, un adagio lamentoso descendente, se apaga lentamente, como un alma que se entrega al silencio.

Más que una sinfonía, la Patética es un testamento emocional. Tchaikovsky no sólo compuso música: escribió su despedida del mundo.