Juan Carlos Romero baja el telón: Comienza la batalla de los huérfanos

POR: ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar

Durante décadas, en cada elección, todo el establishment político de Salta miraba primero hacia donde se encontraba, Juan Carlos Romero, estaban atentos a lo que “el hombre”, o “el sultán”, o…, alguno de los tantos apelativos con que se nombraba a “aquel cuyo nombre estaba sobre todo nombre”, en términos políticos, se entiende. Porque en medio de una meresunda política de tan baja calidad intelectual, todo hay que andar explicando.

El “Tiempo está cerca”, dice el Apocalipsis, y en Salta, parece que se termina en pocas horas. Juan Carlos Romero, anunciaría que no será parte de la grilla a disputar la senaduría nacional por Salta. Si ese puesto no se ocupa con alguien que tenga un peso aunque sea parecido, la provincia quedará representada por lo más escaso intelectual y políticamente que hay en danza.

Pensemos en ser representados por un Alfredo Olmedo, que pondrá en la Cámara Alta sus reconocidos “stand-up”, con una pala o llegará al Congreso al mando de una motoniveladora que también son amarillas. La última performance de Olmedo en el Parlasur, terminó con su eyección bajo cargos sinceramente deshonrosos. En el Apocalipsis, el amarillo, es el Cuarto Jinete: “Que representa a la peste y a la muerte”. Él como pastor debería saberlo. Aunque algunos dicen que sería un pastor que se manduca a las ovejas. El Señor sabrá cuáles son los suyos…

También con posibilidades de quedar atornillado otro período está, Sergio “Oso” Leavy, último supérstite de un régimen que devastó al país y al que no se le conoce nada trascendente para Salta en materia legislativa. Hay que reconocer, sí, que Leavy, es el único con autoridad política para plantarse porque jamás cambió de vereda aunque vinieran degollando, mientras los demás conformaban una claque de travestidos políticos. Eso, en este mercado de beduinos, es un valor.

Y ahora, el menú pone en la carta a, Juan Manuel Urtubey, jefe de la “Agrupación Mausoleo”, que retorna de la tumba silente en que permaneció y como el Mickey del bonete con estrellas en “Fantasía” (Clásico film de Disney, para los no iniciados), trae en la punta de su varita soluciones mágicas para “derrotar a Milei”, según señala y dicen sus acólitos. La Real Academia Española, declaró hace pocos momentos que acaba de aceptar como parte del lenguaje común la palabra “pelotudo”. Luego, habría que ser muy pelotudo para pensar en un representante así.

La pregunta es quién ocupará el lugar de la mujer. Con esfuerzos que juzgamos sinceros, la hoy diputada, Laura Cartuccia, viene haciendo una campaña “al uso nostro” para posicionarse. Hay que reconocerle a la legisladora que por lo menos, siempre mostró cada uno de sus pasos y se jugó con posiciones claras ante temas en que los demás ni aparecieron. Tampoco los vimos trabajar.

¿Y el peronismo ortodoxo? –por llamarlo así-, que desalojado de su sede ingresó en la diáspora más absoluta. Es como una Hidra descabezada que mueve sus tentáculos a ciegas. Ese espacio es importante pero no tiene un líder claro. Y es un espacio grande que ahora se amplía con el descubierto que dejaría Romero.

¿Será el espacio que ocupe el gobernador, Gustavo Sáenz? ¿Podrá Sáenz, convertirse en la prenda de unión de pedacitos de peronismos dispersos aquí y allá? Y si juega la partida, como él mismo ya lo anticipó tenerlo “in pectore”, ¿será una candidatura testimonial o de ganar, efectivamente asumiría el cargo?

Otra, el grupo del peronismo más alineado a la derecha ¿conformará un espacio con referencia a la figura de la vicepresidente, Victoria Villarruel? ¿Será acaso el germen de un nuevo partido en Salta? ¿Más de derecha y más derecho que “Ahora Patria”?

Son todas preguntas que rondan el espacio salteño y calientan el ambiente más que el viento Zonda.

Una más ¿Será la oportunidad para que Gustavo Sáenz forme por fin un propio espacio político con la suma de todos los huérfanos? Si así ocurre, podría llamarse la “Agrupación Perinola”: Toma Todo.

Que nadie se engañe, no estamos afirmando nada, simplemente, ponemos a jugar preguntas que quizás ya tienen respuestas, pero el común no las sabe.

Como sea, en este tembladeral político, nada es claro ni definitivo. Tal vez la única certeza sea que, en octubre, caerán las máscaras, se romperán las alianzas de papel y se extinguirán muchos apellidos que hace décadas se alimentan del presupuesto como garrapatas del lomo del Estado.

El acto final ya tiene fecha: domingo 26 de octubre de 2025, a las 18 horas. Ese día, muchos serán políticamente cremados —sin duelo, sin flores y sin epitafio— por una sociedad que ya no los tolera ni como memes.

El Sultán baja el telón. Y lo que queda es eso: una jauría de huérfanos disputándose las sobras del banquete.-