Evita, perdónalos, no saben lo que cuestan: El peronismo “Premium” edición limitada y la revolución con catering

POR: ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar

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RESUMEN: Alguna vez, el 17 de Octubre, fue el día del subsuelo de la patria sublevado. Hoy, en cambio, es el día del catering, de los discursos con aire acondicionado y de las selfies en nombre de Evita. Los mismos que juraron lealtad al pueblo hoy compiten por ver quién tiene el mejor community manager.

Cuando los descamisados usan Armani

Uno pensaba que ya lo había visto todo. Tal vez, nuestra generación creyó que habíamos sido testigos del evento más grande de la humanidad, la llegada del hombre a la Luna. Nos generaba cierta “cosita”, pensar que ahora quizás veremos la llegada de los alienígenas a bordo del 3I-Atlas…, pero no. Faltaba ver algo que ni Julio Verne podría haber imaginado: ¡El peronismo convertido en oligarca!

En efecto, en la jornada de ayer ingreso al Hotel 5 Estrellas de la calle Balcarce en horas de la tarde, donde la gente como uno (GCU) atiende labores y sociales, y apenas abro la dorada puerta me envuelven los sones ¡De la Marcha Peronista! Y escucho la áspera voz de Hugo del Carril entonando ese pasaje “Combatiendo al capital”; un cuadro surrealista “combatiendo al capital” mientras saltaban sobre una alfombra persa importada. Una masa de “compas” (no confundir con «kumpas», que no son peronistas) pisoteando la alfombra del salón, saltando como pitecantropus exitados y cantando “Todos unidos triunfaremos” ¿Quienes? ¿Unidos? …

“Dios es peronista”

Sabemos que el peronismo es un movimiento político que caracteres realmente particulares. Incluso provoca situaciones paradójicas, porque algunos que son Gorilas, califican a los peronistas como “simios”. Otros “Gorilas estéticamente superiores” los calfican incluso como “mandriles”; pero nosotros que somos ciudadanos verdaderamente democráticos los miramos como seres evolucionados, casi tanto como un homo erectus. Tampoco un homo sapiens, pero ahí van.

La liturgia peronista siempre se regodeó diciendo que “Dios es peronista”; pero en honor a la verdad, se quedaron cortos, porque en la jornada pasada, mientras los muchachos recreaban un acto propio de hace cincuenta años y se batían al ritmo de “ese gran argentino que supo… hacer feliz al pueblo o algo así” ¡Pasó la Virgen del Milagro! Nuestra Señora acudió al punto como una revelación ¡Era Fátima aquello!

Si, no hay caso, estas cosas explican por qué el peronismo ha enterrado a todos los partidos políticos y continúa. Alguien perverso que miraba el espectáculo desde el lobby del hotel, dijo con verdadera malicia: “Son como las cucarachas, estuvieron antes que nosotros y continuarán después. Ni una explosión atómica los extinguirá”. Obviamente que un demócrata como yo no puede compartir semejante afirmación tan clasista. Uno la consigna en esta nota como denuncia; debe ser un descendiente de los de la «Libertadora», ese.

“Los muchachos de antes no usaban gomina”

En efecto, los muchachos peronistas de antes no usaban gomina. Ni desodorante, ni nada. Los peronistas que vimos ayer, no sólo almorzaron con caviar y champán en un hotel de alta categoría, en un salón donde prepararon especialmente el lugar, sino que el capo de la movida lucía una remera blanca “Dior” y su segundo unas zapatillas “Golden Goose”, conocidas por su estilo “gastado” y cuyo costo ronda los 600-800 USD. La secretaria de cultura de ese espacio, muy desarrapada para un hotel tan fino, pero con una cartera de importante porte, de unos 300 dolarucos, aproximadamente.

A uno que le gusta mezclarse de cuando en cuando con el pueblo militante, trazo conversación con los muchachos en el jardín del hotel mientras degustaban unos whiscachos importados y yo para no ser menos me floreaba con un cortado en jarrito con una medialuna, les pregunté cuál era la sensación que tenían del país y esas cosas. Menudencias por aquí, menudencias por allá, la frase que me impactó por su alto sentido social, fue cuando el capo me dijo: “Y …, mire, hacemos esto para defender a los compañeros que la están pasando mal”. Finalmente, el de la “Dior”, me dice descaradamente: “Compañero, el pueblo siempre vence…” Pero ahora con champagne brut nature, me dije. Yo también quiero defender compañeros, pensé. Es más, de pronto me asaltaron unas viscerales ganas de afiliarme, mire.

Me contuve de pedir una ficha; primero, porque como todo demócrata uno se debe a la ciudadanía y tiene unos principios. De ser necesarios, también tiene otros, claro, porque lo importante es el bien supremo de la paz social. Y segundo, porque ¿A qué peronismo debiera uno afiliarse? Porque aquí en Salta tenemos varios. En fin…

Aquella vieja unidad básica

Luego de observar este peronismo nuevaolero, tan “Premium”, volví a mis asuntos en mi reducto del hotel, mientras escuchaba el trinar de los pájaros a las 20 horas más o menos, y pensaba; el peronismo se ha convertido en la arqueología de una fe perdida, en una pasarela del ego y en una revolución que terminó en rosca.

Así concluyó el acto de los nuevos cruzados del Pueblo, esos que combaten al capital con tarjeta Black. Me quedé meditando en silencio, con una sensación extraña, mezcla de nostalgia y fascinación antropológica. Quizás sea que el peronismo no haya muerto: sólo ha mutado, como esas especies que evolucionan para adaptarse al lujo.

Si…, allí estaban, los herederos de Evita, brindando con whisky importado por los descamisados del pasado. Entre copas, slogans y selfies, parecían convencidos de algo sublime: que la revolución también puede hacerse desde el brunch.

En 1945, se “mojaron las patas en las fuentes de la Plaza de Mayo”, en 2025, saltan sobre alfombras bien peludas.

Y entonces comprendí: no es que el peronismo haya cambiado de bando. Es que ahora el pueblo viste Dior y el desubicado soy yo que sigo comprando mis camisas en la feria de “Soli”. –