POR: ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar
Resumen: En un país donde las instituciones parecen desmoronarse a diario, las elecciones del 26 de octubre se acercan y muchos ciudadanos parecen no tener interés en participar. ¿Es desidia, desconfianza o resignación?
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La política desaparecida
El reloj electoral avanza, pero en Salta y el país todo parece un juego interno de políticos midiendo fuerzas y ajustando cuentas. Abajo, el Pueblo mira, indiferente, como si nada de esto le importara.
La política desapareció: no hay partidos, ni militancia, ni debates, ni proyectos. La “campaña” se limita a denuncias, calumnias y escándalos entre partidos.
La prensa sólo hace operaciones berretas y debates de conventillo. Todo es barato, muy barato. Esto es un ejercicio político a lo chino: “Todo por dos pesos”.
La sociedad colapsada
Mientras tanto, el colapso institucional es cada día más evidente. Las Instituciones de la República yacen agraviadas por actitudes insolentes. El otrora Honorable Congreso de la Nación, ha sido invadido poco menos que por lúmpenes: hay barras bravas, bataclanas, descuidistas, “chamuyeros”, “Taitas” y camorreros…, al lado de esto el cabaret de “Hansen” era la Sagrada Rota Romana.
El Poder Ejecutivo -en sentido general-, no se ha rodeado de ciudadanos nobles y capacitados y el otro Poder, la Justicia, tiene más sospechas en la población que los reos de los delitos. Luego, la República se tambalea.
Elecciones “Más por menos”
Todo este conjunto de dislates de la clase funcionaria -porque no es política-, han llevado a que el electorado se repliegue y pierda el interés en participar. En las recientes elecciones de Buenos Aires ha participado sólo un 62%, que incluso se puede considerar alto, pero que un 38% no asista es un síntoma grave que denuncia que el sistema democrático se está resquebrajando. ¡Qué decir de nuestra provincia donde sólo votó un 57%!
Las recientes encuestas a nivel nacional mantienen números similares para octubre con un agravante, ha crecido el número de indecisos, lo que indica que el electorado “no sabe/no le interesa”. Vamos hacia gobiernos y cuerpos legislativos legales pero cada vez más ilegítimos.
Son elecciones “Más por menos”: más ausentes, menos legitimidad. Lo dicho.
Causas del malestar social
Entre las posibles razones del desinterés electoral, la más notable es la desconfianza en la clase funcionaria, los candidatos repetidos hasta el hartazgo, el descreimiento en las promesas y la fatiga ante tantas promesas incumplidas. Hay una creciente sensación de que votar “no cambia nada”…, entonces ¿Para que votar?
Alem se suicidó por nada y Sáenz Peña se quiere cortar la mano
El derecho a votar costó sangre en 1890. Mantener vigente el sufragio también costó sangre. Volver a votar después del Proceso militar, costó más sangre. Cuando el presidente, Roque Sáenz Peña, firmó la ley que consagraba el sufragio, dijo: “¡Quiera el Pueblo votar!” Y ahora resulta que cada vez menos gente quiere votar. No es paradójico, es parajódico.
Leandro N. Alem, se sintió traicionado por su sobrino, Hipólito Yrigoyen, y en sus cabildeos pensó: “Mientras todo por lo que luchamos se deshace, los radicales intransigentes nos iremos a la m…” y se pegó un tiro. Proféticas palabras porque no sólo la Unión Cívica Radical, sino todos los partidos políticos, incluso el Movimiento Nacional Justicialista, se fueron a la m…
La abstención que fue una herramienta de lucha electoral aplicada por el radicalismo en el siglo pasado para procurar la transparencia del sistema, hoy, inconscientemente la aplica el pueblo en su conjunto. Entonces, los radicales la aplicaron para luchar contra “El régimen falaz y descreído”. Hoy, los ciudadanos la están aplicando para protestar contra el “Sistema corrupto e incompetente”.
El sistema político se tambalea, los ciudadanos se repliegan y las instituciones pierden legitimidad. La pregunta es simple: ¿esperaremos a que todo colapse por completo, o volveremos a poner la política al servicio del Pueblo?. –
