Cafayate: ¿Quién sostiene en el gobierno provincial a Rita Guevara?

POR ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar

Decíamos en nuestro libro “La Revolución Municipal”, que la reconstrucción de la democracia en el país no vendrá desde las cúpulas, tampoco será obra de algún agente mesiánico, sino que debe recomenzar en el municipio. En la distorsión institucional y política que vivimos, el municipio ha perdido la consideración que debiera tener en orden a su importancia capital entre los ciudadanos. En el municipio nace la democracia, allí se inicia la primera militancia y desde allí se produce la riqueza del país en las distintas formas de producción que cada lugar tiene.

Cuando hace dos años, tuvieran la gentileza de invitarme a disertar en el “Encuentro de Concejales del Valle Calchaquí”, señalé que el funcionario más importante de todos es el concejal. La Institución republicana que merece más respeto y consideración son los concejos deliberantes. Porque el vecino, cuando tiene un problema, al primero que encuentra en la feria, en el bar, en la calle, es al concejal. Así, el concejo deliberante, es la institución sobre la cual pesa la responsabilidad de velar porque el Ejecutivo sea proactivo, progresista, comprometido, ordenado, prolijo, transparente, decente en sus modos y formas, además de que se componga de vecinos capaces. TODAS estas, categorías y condiciones que NO EXISTEN en la gestión municipal de Rita Guevara en Cafayate.

Precisamente, una de las primeras y más graves culpas de la gestión Guevara, es haber prescindido del Concejo Deliberante. Para Guevara, los concejales son una fauna agresiva, díscola, agraviante y andrógina, que la persigue por el sólo hecho de ser mujer. De hecho, los ha empapelado de denuncias por violencia de género, verbal y simbólica. Simplemente, porque algunos concejales dijeran que Rita Guevara “No está capacitada para el cargo” y que “No está a la altura de las circunstancias”, adjetivos que comparto plenamente. Alguien que es profesora y escribe “llendo”…, bueno, ya dice de alguna falencia.

Pero al margen de la mala ortografía que quizás de su limitada formación académica pudiera resultar, hay que analizar los hechos objetivos, aquellos que no admiten excusa alguna, como es la ristra de papelones, bochornos, excesos de poder, injurias institucionales, mala praxis política, etc.. Y por si todo esto fuera poco, el desajuste que muestran sus números, particularmente en las rendiciones de las dos últimas ediciones de Serenata a Cafayate, la primera de las cuales terminó en una presentación ante la Auditoría General de la Provincia, donde probablemente descanse en paz “ad aeternum”, como suele ocurrir en esta provincia con todo aquello relacionado a orden y justicia, a claridad y honestidad de procedimientos.

De hecho, si un intendente incendia un municipio luego es ministro. O sea que mucho no podemos esperar…, salvo que Guevara sea promovida al ministerio de Educación, por ejemplo.

Aquí es donde el contribuyente se pregunta: Si las denuncias por distintos tipos de cuestiones, si los números no son consistentes, si hubo que presentar dos o tres balances de Serenata porque “¡Ah, me equivoqué…, disculpe eran unos milloncitos más!”, o el municipio funciona sin presupuesto porque la intendente dice que no se lo quieren aprobar cuando en realidad se lo devolvieron para que corrigiera lo absurdo de los números y le pusiera el acento que le falta a “parió”, entonces no estamos hablando de un desliz administrativo, sino de una mala ejecución presupuestaria, de una actuación deliberadamente mala, porque se puede ser inútil –todos lo somos un poco-, pero no esforzarse para ser el mejor inútil.

Porque cada peso que se pierde con la mala gestión, algún cafayateño lo termina pagando.

Ya lo decía César “La mujer del César no sólo debe ser honesta, sino además parecerlo”. Y en el municipio de Cafayate no hay manchas que salpiquen al tigre, sino que todo parecería ser tan oscuro que ya es una pantera. Hay que tener claro que la ineptitud en grado de excelencia ya es corrupción.

En rigor, no se comprende cómo una gestión que desde el día uno –literal- comenzó a contramano, que carga con una pila de denuncias, que está sospechada e informada ante la AGP, y ahora, en base a las enormes inconsistencias en el último balance de Serenata a Cafayate, llevó a la constitución de una comisión investigadora por parte del Concejo Deliberante que tuvo que recurrir al asesoramiento de especialistas externos y donde habrían pruebas que comprometerían a funcionarios, familiares y allegados, continúa siendo apoyada por el gobierno provincial.

La lógica más elemental indica que ante tamaña cantidad de sospechas, por lo menos, algún veedor debiera haberse hecho presente, pero no se conoce ningún informe. Por el contrario, los desfasajes económicos que existirían estaría siendo cubiertos “desde arriba”. ¿Acaso, la cercanía como asesora de la intendente de una persona con vínculos familiares con un ministro “ayuda” a que esto sea así?

Rita Guevara, se especializó desde el inicio en contratar a personajes cuestionados, como el fue el caso de la abogada, Viviana Itze, que era la responsable municipal de Tierras Fiscales en Esquel, quien durante tres años habría cobrado el sueldo en esa ciudad mientras estaba “adscripta” a la Municipalidad de Cafayate. Es interesante observar cómo al parecer, habría una red de contrataciones que violan la Ley de Contabilidad de la provincia, empresas de duración efímera, parentescos y todo un bagaje de irregularidades que siendo conocidas por miembros del gabinete provincial, jamás motivaron ninguna investigación.

Cafayate, como destino turístico está olvidado, porque jamás se presentó un proyecto de trabajo decente. Hoy, cuando un visitante llega a una agencia de turismo céntrica en la Capital, le ofrecen Humahuaca, Tilcara, Vuelta a los Valles, donde Cafayate es sólo un almuerzo. No es punto de destino y pernocte. Pareciera estar disociada de un trabajo común con la Secretaría de Turismo de la provincia.

Todos hechos son conocidos por los cafayateños. Es más, en el decir popular hasta se habla de otros temas más delicados, pero de pronto, desde aquella presentación conjunta del periodismo cafayateño por el maltrato recibido por el Ejecutivo en la Serenata a Cafayate 2024, se observa un sospechoso “silencio de radio” (O de las radios y los medios de prensa que parecieran jugar al Gran Bonete: ¿Yo señor? ¡No señor! De eso no se habla.

Será materia de investigación de la justicia lo que suceda con la tarea de investigación del Concejo Deliberante, pero lo que sí está expuesto, es la manera autocrática y soberbia con que el Ejecutivo de Cafayate se conduce, sin haber abierto jamás la puerta al diálogo y con una manifiesta actitud hostil hacia los concejales y en definitiva, hacia todo lo que represente orden, institucionalidad y claridad de procedimientos.

El gobierno de Salta tiene la última palabra. –