POR: ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar
La caída libre continúa. Si el kirchnerato había banalizado y destruído todo valor moral y patriótico, el gobierno presente no ha hecho absolutamente nada por virar ese rumbo de colisión. Por este camino, el país se ordena a la desintegración.
Las Instituciones de la República son el Templo del sistema democrático y las formas para cada Poder representan la liturgia laica que requiere la veneración de los ciudadanos.
Lo que hemos visto en la jura de los diputados nacionales es el acto más bochornoso de las últimas épocas, todo avalada y aplaudido por el Primer Magistrado. Este gobierno ha llenado el Parlamento con una claque de bataclanas de poca monta y “taitas” de cabaret. Con las honrosas excepciones, por supuesto.
Si la jura de los diputados pretendía ser un acto republicano, terminó pareciendo una matiné aturdida, con el presidente convertido en barra brava de su propio circo.
Cámaras obedientes enfocando únicamente a la troupe oficialista, como si el resto del hemiciclo fuera mobiliario viejo, confirma que esa liturgia democrática que predicamos, tornó en un espectáculo de baja estofa.
¿Qué pensar? Que hemos extraviado la cordura en algún pasillo del Congreso, y que en esta escenografía de propaganda urgente, los manuales del siglo XX hasta podrían sonrojarse.
Por este camino, incluso los grandes ingenieros de la manipulación mediática quedarían degradados al rango de aprendices. Ni Joseph Goebbels, se animó a tanto. –
