POR: ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar

En las últimas horas ha ingresado a la Justicia la denuncia penal promovida por el Concejo Deliberante de Cafayate contra la intendente de ese municipio, Rita Valeria Guevara y algunos otros miembros de su gabinete. Las actuaciones han sido radicadas en la Unidad de Delitos Económicos Complejos de la Ciudad de Salta, catalogado con el número 11753/2025.
El cuerpo de la denuncia conforma un mamotreto judicial de más de 6000 fojas que describe, con paciencia de forense, el inventario de irregularidades acumuladas por la Administración Guevara y donde se detallan todos los posibles delitos cometidos por la Administración municipal en distintas áreas y con distintos autores.
Según pudo saberse, una vez recibida la denuncia y estudiada por la Fiscalía correspondiente, podría incluso cambiarse la carátula agravando la situación de Guevara. Huelga ingresar en mayores detalles que supimos ir publicando durante estos dos años en los cuales de la manera más burda y hasta siniestra se fueron cometiendo todo tipo de irregularidades en la admnistración del municipio de Cafayate.
Sólo baste recordar que desde el inicio mismo de la gestión ya pretendió la Guevara, que el Concejo Deliberante le aprobara al Ejecutivo una declaración de emergencia que en los hechos era obtener la suma del poder público para hacer y deshacer a gusto, sin contrapesos ni institucionalidad.
El argumento esgrimido entonces por la recién asumida, Guevara, fue la abultada deuda que su antecesor, Fernando Almeda, le había dejado, lo cual era mentira porque el municipio de Cafayate tenía unos créditos a cobrar que aunque mínimos era un monto positivo.
El intento de manejar el municipio con carácter dictatorial por parte de la Guevara, provocó que del gabinete inicial, fueran renunciando todos los integrantes que habían sido sus militantes de la primera hora. Para que no se diga que nuestras publicaciones eran malintencionadas o de tono conspirador, basta remitirse a las propias declaraciones de los renunciantes que iban desde el maltrato personal hasta manejos poco claros en la administración en los cuales según dijeron públicamente “no queremos vernos complicados” (sic).
Del Programa de gobierno inicial formulado en el pensamiento de que la administración de Guevara constituyera un ejemplo a nivel provincial no se cumplió ni una sola de las políticas propuestas, imponiendo por el contrario, un sistema basado en la traición a los compromisos acordados y una sistemática persecución contra comerciantes, empresarios y vecinos que manifestaban su desacuerdo.
¿La Serenata a Cafayate perdida?
Por si toda esta vergüenza para Cafayate de ver a su intendente denunciada penalmente y hasta con un pedido de destitución fuera poco, una alta fuente calificada señaló que producto de las gravísimas irregularidades que se habrían comprobado en la administración contable de las dos ediciones de Serenata a Cafayate (2024 y 2025), donde las diferencias serían millonarias, las contrataciones violatorias de la ley de contabilidad y otras que lindarían en la asociación ilícita, el municipio de Cafayate perdería el control sobre la organización y puesta en escena de la próxima edición 2026, ya lanzada.
En efecto, el manejo de la próxima Serenata a Cafayate, estaría en manos de una empresa privada, con lo cual, por primera vez en más de medio siglo, el corazón identitario de Cafayate podría dejar de latir en manos del pueblo para convertirse en una marca administrada desde un escritorio privado.
La gestión de Guevara es un barco al garete
Por último, en materia de política, la paupérrima gestión de la Guevara, llevó a que los candidatos del gobierno de la provincia, en las últimas elecciones pierdan estrepitosamente en Cafayate y zonas de influencia; comprometiendo severamente las posibilidades del oficialismo para retener poder en 2027, una elección que puede definir mucho más que nombres.
Según fuentes confiables, existiría un profundo descontento en las autoridades provinciales con lo obrado en Cafayate, un municipio que en dos años no pudo recuperar al pueblo como punto turístico, tampoco organizar una política tributaria ordenada y menos encaminarse con un rumbo definido en materia de políticas públicas.
Y así, como todo gobierno que pierde la brújula moral y política, el de Rita Guevara parece haber llegado no sólo a su ocaso, sino a su epílogo
En los altos círculos políticos de la provincia, al hablar de Cafayate, ya no discute si este gobierno termina: se discute cuándo y bajo qué forma. –
