Vergüenza turística: Cafayate, donde la intendente confundió gobernar con correr detrás del camión de la basura

POR: ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar

El griego, Aristóteles, acuñó esa conocida frase que lo único que existe es la realidad. Esa realidad no admite dibujos ni discursos, es lo que es. Y lamentablemente, Cafayate, de ser alguna vez un oasis turístico en el Valle Calchaquí, hoy es una tronera donde la industria sin chimeneas literalmente ha desparecido.

La reciente Fiesta Patronal de la Virgen del Rosario, es uno de los eventos cívico-religioso más hermosos y emocionantes que me haya tocado ver y vivir. Los días previos, en el amplio escenario que se monta frente a la Catedral, la segunda con cinco naves en Sudamérica, desfilan todas las expresiones del folclore regional: la danza, la zamba, la baguala, en un espectáculo de una pureza cultural como es difícil de hallar sino en nuestros pueblos del Valle Calchaquí. 

La llegada de los peregrinos desde todos los parajes aledaños es otra de las animaciones espirituales que conmueven al visitante: son el último refugio de una fe pura, intensa, donde hombres, mujeres y niños, convergen hacia los pies de “La Sentadita”, derramando una energía difícil de comprender y una alegría que emociona.

Alrededor de la Plaza 20 de Febrero, se concentra una cantidad de feriantes que ofrece sus productos artesanales, una oportunidad para encontrarse con los dulces y las confituras salidas de manos vallistas. También la comida ancestral y el gauchaje, siempre constituyendo el botón de oro de cierre de estas manifestaciones.

Rita Guevara y el milagro inverso: convertir un paraíso en un baldío

La ocasión siempre es propicia para recomendar a los amigos que llegan a la provincia desde otras latitudes que visiten Cafayate, y más en una fiesta como esta. Sin embargo, la decepción del grupo asistió a la Fiesta fue unánime.

En realidad, no dijeron nada que no supiéramos, pero uno que visita dos o tres veces al mes la plaza, como que se inmuniza de estos problemas. Negocios sin abrir a las 10 de la mañana, o que abren desde las 19 horas y cierran temprano. Ausencia total de conocimiento en los hoteles sobre datos culturales, históricos y etnográficos de lugar en los hoteles. Falta de una Oficina con información y material para el visitante. Falta de transportes para realizar algún tour alternativo por la zona y una serie de etcéteras, que demuestran que Cafayate carece totalmente de una política de turismo. 

Levantar el dedo y criticar es la tarea más fácil del mundo. Pero cuando uno tiene la autoridad moral para hacerlo es distinto.

Supimos dejarle un proyecto completo sobre desarrollo cultural y turístico a la actual “intendente”, Rita Guevara, antes de que asumiera. Es más, se lo expliqué personalmente y en su momento le aconsejamos como primera medida la formación de un Ente Municipal de Turismo que estuviera formado por los bodegueros, empresarios hoteleros, de la gastronomía, artesanos y todos los actores vinculados. Tal vez la redacción del proyecto haya resultado muy elevada a la comprensión de la Guevara y por eso ni lo tuvo en cuenta.

También le recomendamos que levantara un pórtico al ingreso con una oficina de información turística que tuviera una computadora y le oferté vínculos con altos funcionarios de Italia y de España, además de explicarle el ABC del turismo receptivo. Para más datos, estas conversaciones tuvieron lugar en un hostalito en que solía parar y que SIEMPRE PAGUÉ CON MI DINERO.

También supe dejarle una carpeta con un proyecto turístico-cultural, con un programa tentativo de seis meses a un grupo de hoteleros que iban a reunirse “y te avisamos”. O no se reunieron, o se olvidaron de avisarme…

El desastre turístico de Cafayate, resulta especialmente extraño, ya que la Guevara, presumía de contar con el “asesoramiento ad honorem” de una gente de Córdoba (que también acerqué yo), que, incluso más, le propuso un proyecto mucho mejor que mi humilde carpeta. Eso se llamó PECAFA, y prometía convertir a Cafayate en la Babilonia de los jardines colgantes. Al parecer, el dicho PECAFA, le habría costado varios millones de pesos a los cafayateños y al final ni siquiera pusieron un helecho en la plaza. Nunca más se supo de esos asesores como tampoco en qué se habría gastado ese dinero. Bien decía aquel erudito profesor nuestro: “En los gobiernos hay asesores y asesoretes”.

Alerta roja para el gobernador Sáenz

El problema de fondo es que los platos rotos por la ineficiencia y la estupidez con que tratan los asuntos del gobierno municipal en Cafayate, los paga el gobierno de la provincia. Baste decir que entre el grupo al que recomendé visitar esa localidad se hallaban tres empresarios muy importantes y un asesor del BID, a quien le tramité con las autoridades correspondientes de gobierno una carpeta con posibles inversiones en algunas áreas en estos días.

La pregunta fatal de este profesional al ver el páramo en que está convertido Cafayate, fue: ¿Qué el gobernador (de la provincia) no sabe que aquí no hay nada? Y su acompañante agregó: ¿Y aquí piensan invertir? En ese momento uno tiene que disfrazarse de Aquaman para tratar de lavar un poco la cosa, pero como decimos al principio, la única verdad es la realidad.

Otro de los personajes del grupo, ha sido intendente varias veces en localidades de Córdoba, y señaló: “A mi dejan un mes a cargo de este lugar y lo convierto en una potencia”. y en ese punto, el dicente, tiene que explicarle que la “intendente”, en lugar de pensar políticas públicas y gestionar, prefiere correr detrás del camión recolector de residuos. ¿Una cinta caminadora no es mejor para hacer gimnasia?

Es costumbre en la intendencia de Cafayate denostar toda crítica, decir que es conspiración y correr a Grand Bourg a denunciar -sobre todo a mi persona-, aduciendo que todo anda como la mona culpa de los que le serruchamos las patas de la silla a la Guevara. Lamentablemente para ellos, tengo en mi poder las copias de las carpetas que hemos tramitado. Las personas físicas existen y días pasados participaron conmigo en un Zoom sobre política y boleta única papel organizado por un funcionario salteño del área de Educación y pueden dar testimonio de que su paso por Cafayate y la opinión del gobierno de Salta, son verdaderas.

Nuestro público lector (Gobierno, Cámaras, empresarios) sabe que mi firma en estas columnas garantiza siempre la veracidad de lo publicado. El nuestro es un periodismo Premium. No hacemos operaciones de prensa berretas, no tapamos la realidad y alabamos a una gestión miserable como la de Cafayate a cambio de pautas. Decimos las cosas como son.

Cuando el desgobierno local salpica a todos los salteños

Por último, hay que decir que el estado calamitoso de Cafayate, no sólo afecta a la figura del gobernador, Gustavo Sáenz, sino que salpica a todos los salteños, porque el visitante que se lleva una mala impresión dice: “Los salteños en Cafayate…”. Todos quedamos mal.

Pero bueno, que mañana, ni el gobierno de la provincia, ni los legisladores cafayateños, ni los empresarios, ni la tribu que gobierna Cafayate, digan que uno no les avisó. –