El peronismo continúa vivo: En Salta, es la hora del consenso ¿y la lealtad?

POR: ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar

Habíamos advertido que la elección del 7 de setiembre determinaría el futuro inmediato, no sólo del gobierno nacional, sino del tiempo político en Salta. El contundente resultado del día de ayer echó las bases de un nuevo liderazgo político nacional en la persona de Axel Kicillof. En los hechos significa el renacimiento del peronismo más auténtico, más popular, y paradójicamente, es el fin del kirchnerismo como expresión política.

Si bien en el acto de La Plata, en el escenario hubieron algunas despreciables figuras como Baradell, Taiana, Grabois, incluso resabios de un tiempo oscuro como la presencia de Madres de Plaza de Mayo, y un audio de la delincuente presa, Cristina Fernández, de quien Kicillof dijo que «Está injustamente detenida». El kirchnerismo es un cáncer que todavía será difícil de extirpar. No obstante, La Cámpora, no militó en esta ocasión para Kicillof, sino lo contrario, lo que tiene un significado político importante.

Se divide el kirchnerismo del peronismo

Ahora la política en la Argentina adquiere otro significado, porque Kicillof será leído en clave de armado político nacional para octubre, en un contexto donde la sociedad le dio la espalda al gobierno nacional. La situación económica y los casos de corrupción denunciados contribuyeron a formar un caldo de cultivo que terminó de cuajar en la última semana.

En su momemento, Mauricio Macri, tuvo la oportunidad de eliminar al kirchnerismo y su pésima gestión terminó devolviéndolo a la presidencia. Ahora, Javier Milei, tuvo la misma oportunidad de terminar con los «kukas» y hasta con el peronismo, pero la soberbia, la prepotencia y sobre todo la insensibilidad social, han fortalecido al peronismo que son como los tiburones, huelen sangre y se juntan todos para despedazar a la presa. Este es el final que la espera a esta «rara avis» que fue La Libertad Avanza.

La «Batalla Cultural» se ha perdido y las «Ideas de la Libertad» jamás aparecieron

Las dos expresiones que cautivaron al electorado joven, dar la «Batalla Cultural», que jamás se supo cuál era, como tampoco cuáles son «Las ideas de la libertad», como banderas del mileísmo, yacen hoy desgarradas. Esto ocurrió porque LLA, fue un invento del momento, un experimento social y político que resultó exitoso pero que no tuvo intelectuales que le dieran contenido. Sólo una patota de psicópatas que se vieron empoderados y pretendieron llevarse a la sociedad por delante. El gran error de estos individuos fue igualar a quien no pensara como ellos como kirchneristas, como «zurdos de mierda» y convertir en enemigos a los ciudadanos.

En Salta vamos hacia la polarización «Sáenz-Urtubey»

Habíamos expresado dos conceptos hace unos días atrás. El primero, es que el peronismo es como el rescoldo que permanece ardiendo en el sotobosque luego del incendio. Una chispa y se enciende nuevamente. Dijimos también que hacía falta un dirigente que supiera encender esa llama y tal vez anoche haya surgido, ya veremos. Pero si algo también anticipamos es que el peronismo no es una línea política ni tampoco una marca: el peronismo es un sentimiento congénito que habita en el inconsciente colectivo argentino y para colmo, es hereditario.

La otra cosa que anticipamos, es que íbamos en Salta hacia una polarización entre Gustavo Sáenz y Juan Manuel Urtubey, porque LLA, a partir de las denuncias de corrupción y el silencio del presidente y de los referentes en Salta, había comenzado su depreciación. La mejor candidata, por la que Alfredo Olmedo, se ponía de pie para hablar de ella, Emilia Orozco, votó y defendió fieramente las leyes que afectaban a jubilados, discapacitados, a la universidad y al Hospital Garraham. Cuando el gobierno emprendió su ataque contra la libertad de expresión y el periodismo, la Orozco, presidente de la Comisión de Libertad de Expresión, andaba en Iruya persiguiendo burros. Anoche, en círculos políticos de Salta, se especulaba que la intención de voto de Orozco y La Libertad Avanza, en Salta, habría caído hasta un 30%.

Para Gustavo Sáenz, es la hora del consenso obligatorio

Tampoco nos equivocamos cuando dijimos que Juan Manuel Urtubey no juega a los dados. Que su salida al escenario tenía bases firmes, entre ellas, la debilidad política del gobernador, Gustavo Sáenz. Todo le salió bien: apropiarse de la intervención del PJ de Salta, eliminar de la cancha a Sergio «Oso» Leavy, ganar el favor oculto de muchos intendentes y organizar una muy buena campaña de medios. Repetimos... le fue bien hasta aquí.

El triunfo de Axel Kicillof, fortalece -a priori- a Urtubey. Incluso, anoche, varios intendentes salteños ya le hicieron llegar sus felicitaciones al gobernador de Buenos Aires. Son los que palmean a Sáenz y trabajan para Urtubey. En los cenáculos políticos de Salta, anoche, no pocos funcionarios del gobierno provincial celebraban el triunfo de Kicillof, y en un rapto de entusiasmo, ya hablaban del retorno de «Juan 2027». Gente que cobra altos sueldos en las adyacencias del gabinete «supuestamente» saencista.

Consenso y gente nueva, es la decisión de la hora

Venimos predicando también que es hora de un gran consenso. El gobierno de Gustavo Sáenz, dejó fuera del cuadro de las decisiones políticas a mucha gente interesante que lo apoyó. Los radicales, por ejemplo, que lo acompañaron desde la hora cero y le sumaron unos 35 mil votos, y que fueron echados «por inconducta partidaria» de la Unión Cívica Radical por un maniqueo como Miguel Nanni que ahora se descubre, es «ñoqui» del Senado provincial.

Podría contarse también entre los desplazados al Frente Liberal Salteño, conducido por Alberto «Beto» Castillo, que sumó más de 25 mil votos en la última elección de mayo impidiendo que el triunfo libertario fuera realmente abrumador. Este Frente, no tuvo ningún apoyo del gobierno y sin embargo consagró líderes locales en los municipios con una cantidad interesante de votos. Esto, sin decir de militantes capaces con ideas y proyectos, algo que los ministros del gabinete provincial parecen no tener.

«A esto lo arreglamos todos juntos o no lo arregla nadie»

La frase del General Juan Domingo Perón, se convierte en una consigna para el saencismo. Es hora de llamar a todos y consensuar. Pero será difícil que se acerquen los líderes zonales o ciudadanos de valía si antes no ven un gesto del gobernador Sáenz que se traduzca en un recambio general de sus funcionarios; desde el gabinete hasta las segundas y terceras líneas.

Este, es sin duda, el tiempo del peronismo en Salta, pero pensando en el Abrazo de Perón y Balbín. Cuando decimos «el tiempo del peronismo», es un llamado a todos los dirigentes y a la militancia. Para octubre, las cartas ya están echadas, pero a la vez, es un tiempo donde los gestos van a cotizar mucho más que las candidaturas. Es ahora cuando Sáenz puede fundar el tiempo político que le queda.

En su acto, Kicillof, dijo cosas interesantes pero hizo otras todavía más: iniciar el acto cantando el Himno Nacional Argentino, tiene un mensaje subliminal de unión y sentido nacional. Pero terminar el acto con la Marcha Peronista, es liquidar al kirchnerismo que eliminó los símbolos más caros del peronismo.

Es para Gustavo Sáenz, la oportunidad histórica, la única y la última, de pasar a la historia como el líder que supo interpretar el signo de los tiempos. Caso contrario, habrá entregado la provincia a Urtubey, que ya sabemos cómo la dejó después de doce años.

El tiempo de las especulaciones se terminó. Gustavo Sáenz tiene la obligación de leer el resultado de Buenos Aires no como un dato lejano, sino como una señal que ya golpea la puerta de Salta.

No se trata de sobrevivir a los próximos meses, sino de trascenderlos con grandeza. Si no convoca al consenso real —no declamado, sino practicado— quedará reducido a la anécdota de un gobernador sin rumbo.

El peronismo está vivo y exige unidad, porque como advirtió Perón, cuando el pueblo se organiza, no hay fuerza capaz de detenerlo.

Sáenz puede ser el protagonista de esa hora o el espectador resignado del regreso de Urtubey. La historia no da segundas oportunidades.