Un cuento de terror salteño: Cuando la serpiente salió del mausoleo y mató al oso

POR: ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar

Cuando la serpiente cambia de piel para seguir en la rosca.

La noche caía proyectando sus sombras que se alargaban como las manos de algunos funcionarios a la hora de escamotear las monedas públicas. El clima estaba tan indeciso como los nombres que integrarían las listas de los candidatos en aquella elección. Sólo susurros, aquí y allá, mencionaban nombres, apodos, apellidos, algunos tan insólitos que tornaban la espera en una tensa calma.

En el viejo cementerio de aquella aldea, el silencio se quebraba con el chirrido de alguna reja oxidada que se movía. El ruido de alguna falange que se desprendía de un índice que un día dictó sentencias, o el murmullo sordo de los gusanos devorando los restos indefensos del que fuera un poderoso señor. Un espectáculo tan truculento y estremecedor como el que se vivía en las febriles reuniones de la casa de gobierno o los quinchos de los enriquecidos testaferros de un vil gobernante. Al fin de cuentas, todos son unos muertos.

Sin embargo, entre todos, en un mausoleo en particular se advertían nerviosos movimientos. Era el viejo mausoleo político donde yacían las promesas muertas de un gobierno que había prometido “Hacer realidad la esperanza”…, del que gobernaba y sus amigos, claro.

Al abrigo de esos fríos mármoles, se enroscaba una serpiente. Era, Juan Manuel Urtubey, aquel que alguna vez –paradójicamente- había sido el posternado (arrodillado, humillado, para los no leídos) ante Cristina Kirchner y que luego oficiara como su sepulturero. Ahora, mientras agitaba los cascabeles de su cola (entiéndase correctamente la metáfora y no se le den otras interpretaciones rosadas), salía de su mausoleo ensayando su mejor sonrisa de actor de propaganda del shampoo “Tío Facho”. ¡Resucitaba como candidato del mismísimo kirchnerismo! ¿Quién sería ahora el “Pablo” que parafraseando a la Escritura, diría: “Si Juan no resucitó, vana es la política”? ¿Pablo López Viñals?

Si, esto que ocurre en Salta es un capítulo, no digno de “Expediente X”, sino de “Expediente XXX”; porque lo que está protagonizando Urtubey y toda la dirigencia política de Salta, es literalmente, pornográfico.

Caía la noche del domingo…, y de pronto, algunas almas comenzaron a moverse, arrastrando las cadenas de hospitales colapsados, maestros mal pagados, escuelas con paredes de cartón, ataúdes pequeños de niños muertos por inanición y desnutrición en el norte provincial. Más allá, otro espíritu se arrastraba dejando a su paso un reguero de dólares que se escapaban por el agujero de una bolsa en la que se leía “Fondo de Reparación Histórico”…, eran los espectros que habían participado del saqueo de Urtubey, que ahora volvían a movilizarse atraídos por el ruido de sonajero de los cascabeles.

Sí, y muchos vieron salir a la cascabel del mausoleo con su sonrisa elegante y expulsando veneno sutil. Su resurrección fue un pacto con lo que antes había jurado exterminar.

En las alturas de Medeiros, un profeta alienado avisaba que los muertos venían caminando y que formarían listas de candidatos…, pero nadie le hizo caso.

Y la serpiente avanzó, adentrándose en la Política Jungla (PJ) donde reinaba un Oso cariñoso. Grande, que había perdido el pelo pero no las mañas.En la jaula de Oso, se leía «Oso» Leavy – Especie en extinción». El plantígrado quería continuar sentado en el trono senatorial. Se sentía seguro porque era el único que siempre se había meneado rascándose el lomo en las patas del sillón de “La Jefa” (No confundir con “El Jefe”, que es otra clase de alimaña).

El Oso, como todo bípedo implume –diría Sarmiento-, era torpe, lento de reflejos y estaba convencido de que su obediencia incondicional le otorgaba un blindaje. Y siguió caminando, bamboleante. Pobrecito… no vio venir a la serpiente que le venía encima zizeando.

Dicen que siempre es divertido pelear con los grandotes, porque hacen más ruido al caer.

La serpiente, ágilmente, se enroscó en las patas del sillón de la jefa, Cristina, y ella, acostumbrada a convivir con las áspides, la –lo- miró con simpatía, lo tomó en sus manos y le dio un beso en la frente rompiendo el hechizo y volviendo a la vida al muerto que se había escapado del mausoleo convertido en serpiente.

Atrás de la serpiente, ingresó el andrajoso espíritu, peinado hacia atrás, engominado, que portaba la bolsa de donde caían los dólares y la puso a los pies de “La Jefa”, quien –dicen-, miró maravillada el verde esmeralda de los billetes que asomaba por el agujero.

Cuenta la historia que entonces, La Jefa, miró al Oso que tirado panza arriba esperaba los mimos acostumbrados, pero ella, sólo dijo: “¡Sal de aquí pulguiento!” y de una patada, el Oso, fue a parar a su Pobre Vivienda (PV), amargado y solitario. De nada le habían servido tantos años de felpudo de la reina batata.

Lo paradójico de esta historia es que mientras todos miran hacia el cielo tratando de descubrir qué o quienes son los que supuestamente vienen en el objeto 3I/ATLAS, que llegará a la Tierra en el mes de noviembre; de abajo, del subsuelo, de “Sus guaridas asquerosas” –diría Evita-, en octubre, saldrán las sabandijas, las serpientes, que como dice la Escritura “le morderán el calcañal a la mujer” (a La Jefa). Porque el que traiciona una vez, traiciona siempre.

 …

Como en las fábulas y en los malos sueños, los monstruos se hacen realidad. Y eso es lo que les está pasando a los salteños. Por eso, la moraleja de este cuento es que las serpientes quizás no muerdan, pero mudan de piel.

Y mientras haya ingenuos que crean en sus discursos reciclados, los mausoleos continuarán escupiendo a los muertos que ya hieden y a las serpientes que moran en sus húmedos rincones. Y Salta, seguirá despertando de sus pesadillas con los colmillos del poder clavados en la espalda. –