Guayaquil: ¿El pacto masónico que selló el destino de América?

POR: ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar

En la noche del 26 de julio de 1822, tal vez, quedó sellada la suerte de la Sudamérica y quizás en aquella jornada la historia se haya alejado de su diseño original. O no. Porque al fin de cuentas, los próceres americanos pudieron sostener su lucha contra España con dinero y recursos británicos. De todas maneras, entendemos que la idea de libertad de José de San Martín no coincidía en todo con la que tenía Simón Bolívar. De todas maneras, el resultado de aquellas conferencias ocurridas entre el 26 y 27 de de aquel mes y año, en la ciudad de Guayaquil, resultó un punto de inflexión en el proceso independentista sudamericano.

Es un hecho comprobado que tanto San Martín como Bolívar, tenían un origen común, la Logia de los Caballeros Racionales, que comandaba el venezolano, Francisco de Miranda. En particular, San Martín, luego de iniciado en Inglaterra, viajó a Cádiz, junto a los hermanos salteños, Gurruchaga, Moldes y otros. De allí, pasarían a Buenos Aires, donde fundarían la Logia Lautaro.

Es muy probable que para entonces, San Martín, ya trajera entre sus papeles un “paper” –diríamos hoy-, que reseñaba el plan original del general británico, Thomas Maitland, que consistía en tomar Buenos Aires, luego pasar a Mendoza, atravesar la Cordillera de los Andes para luego atacar la fortaleza de El Calleo, en Perú. Ni más ni menos que lo hizo San Martín desde 1817, cuando inició el Cruce de los Andes.

¿Qué pasó entonces?

Una primera hipótesis nos llevará a plantear que aquel encuentro fue una reunión planeada desde tiempo antes como parte del diseño de la Logia Madre, que enfrentaba a dos “Hermanos” de Logia, pero en el marco de un diálogo condicionado por códigos y jerarquías de la Masonería. Sabemos que, Bolívar, era en un todo más radical que San Martín; una observación personal nos permitiría pensar que Bolívar, pensaba más en el poder y San Martín en el gobierno.

De todas maneras, donde algunos pretenden ver una derrota política de San Martín, su retiro se explique como el cumplimiento de una estrategia desde antes acordada en el seno de la Fraternidad.

Choques de visiones dentro de la Masonería

Otros autores de filiación masónica, argumentan que San Martín y Bolívar, representaban dos corrientes distintas dentro de la Orden:

a).- San Martín –y en esto se reafirma lo dicho “ut supra”- tenía vocación política, pensaba en un gobierno afincado en la tradición más moderada, en un modelo de monarquía constitucional, que también era compartido por Manuel Belgrano, como lo expuso en la sesión secreta del 6 de julio de 1816, durante las deliberaciones del Congreso de Tucumán. Esta era una postura a la que adherían las logias británicas y europeas.

b).- Por el contrario, Bolívar, representaba el pensamiento puramente republicano de influencia carbonaria francesa, caudillista y centralista, más propio de las logias locales de Caracas y las nacidas en el Reino de Nueva Granada.

Dos posturas irreconciliables que podrían haber dado a dirimirse por las armas, pero que por los códigos masónicos que impiden a los Hermanos enfrentarse se resolvió con el retiro de San Martín. Pensamos, en un paralelo como ocurriría en 1867, con la Batalla de Pavón, donde estaban a punto de enfrentarse, Bartolomé Mitre y Justo José de Urquiza, y donde medió el Gran Maestre, Roque Pérez, y que resultó saldado con el retiro de Urquiza.

En este punto, nos preguntamos: Si Guayaquil determinó un rumbo para la Sudamérica, ¿Pavón, de haber primado Urquiza, nos hubiera dado el país realmente federal?

La hipótesis del sacrificio estratégico

Otros autores hay, con los cuales no terminamos de estar de acuerdo –tal vez porque desconozcamos los procedimientos de los altos grados-, que sugieren que el retiro de San Martín habría obedecido a la figura del “Maestro que se retira” para que el discípulo más joven y de mayor entidad y proyección –Bolívar-, terminara de cerrar la misión de consolidar la Independencia. Según esta hipótesis, el retiro sanmartiniano ilustra acabadamente el valor del sacrificio personal como principio masónico de anteponer el interés común al propio.

Por estar transitando el campo de las hipótesis, nos permitimos reservarnos en el sentido de que a nuestro criterio, esta última posibilidad no se encuadraría en la escala de valores de San Martín.

El silencio histórico pactado

Hace dos siglos que se discute sobre lo que realmente ocurrió aquella jornada, pero la historia no reconoce ningún documento, ningún relato de ninguno de los protagonistas. ¿Fue acaso una obediencia masónica en línea con el pensamiento de resguardar la discreción absoluta? ¿Fue el tenor de una reunión “Cubierta” que obligó a tal comportamiento?

Lo que haya pasado forma parte de uno de los grandes enigmas de la historia. O quizás, en realidad, revele que mucho de lo que nos han enseñado no refleje la verdad histórica. Visto desde este último punto de vista, podremos decir entonces que aún hoy, la historia que se escribe a diario, cada día,  desde la política, sea tan lejana a la realidad como las dudas que nos continúa proponiendo aquella entrevista de Guayaquil. –