POR ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar
Tal vez, el lector notará qué horrendo es utilizar un lenguaje vulgar para una nota periodística que pretende ser de alto vuelo. Pero es justamente lo que venimos denunciando, la diatriba violenta y patoteril del presidente, Javier Milei. Estamos en el derecho de decirlo así porque los perjudicados seremos nosotros si las cosas suceden como las están pintando.
Porque el frío que sentimos no sólo es polar sino también financiero. Porque el termómetro de la economía argentina ha descendido peligrosamente luego de que el banco de inversión, JP Morgan (apellido pirata si los hay), aconsejó a sus inversores retirarse de Argentina. El Morgan no es una consultora sino un integrante fuerte del establishment económico mundial vinculado a BlackRock, el mayor fondo de inversión del mundo.
De BlackRock a Musk: dos visiones del capital
Desde que asumió la presidencia, Javier Milei, le viene errando al tiro en cuanto a posicionarse en el plano geopolítico-económico mundial. Sus mimoseos con Elon Musk fueron vistos como una alineamiento con la corriente tecnocrática y desreguladora de Silicon Valley. Una suerte de “anarcocapitalismo cool” que prometía libertades de mercado y desregulación total.
Hace horas, Elon Musk admitió que fue un error subirse a un escenario blandiendo una motosierra que le obsequió Javier Milei en una cumbre conservadora en febrero.

Ahora bien, por qué, BlackRock, JP Morgan y otros actores del poder financiero de Wall Street que aplaudieron las reformas iniciales de Milei, ahora comienzan a dar señales de desconfianza. Simple, porque no ven resultados. Porque la recesión argentina se profundiza, el ajuste no cierra políticamente, y no hay horizonte productivo claro. El “riesgo país” sigue alto y la deuda, lejos está de resolverse.
El Milei que prometió no endeudar al país ya tomó créditos por más de la mitad de lo que hizo Mauricio Macri y el problema es que para los analistas económicos internacionales, ese dinero ya no está en el país; el déficit de las reservas no se resolvió, el oro salió hacia Londres sin que se sepa para qué y el mercado de dólar a futuro ya está subiendo. En tanto, Milei se pasea con su “asesor personal” Conan, dona un millón pesos para guardería de perros y se declara enemigo de todos los empleados públicos. Es decir, enemigo de casi todos los argentinos.
El índice de inflación no se mueve o baja, pero Argentina es el país más caro. El consumo se retrae, especialmente en el rubro alimentos y el desempleo crece, más allá de lo que declare el presidente.
Éramos pocos y se viene el Argentum: ¿Una bomba monetaria de tiempo?
Los que tenemos más o menos medio siglo transcurrido de vida argentina ya hemos visto pasar esta película. No podemos menos que recordar a Domingo Felipe Cavallo y su convertibilidad, al blindaje y el megacanje de Fernando de la Rúa…, y ahora se viene el “Argentum”, una propuesta insólita -o no tanto- del diputado Ricardo López Murphy, un hombre que responde a los sectores más liberales. En efecto, López Murphy, propone reemplazar el peso argentino por una nueva moneda: el Argentum, a partir del 1 de enero de 2026. El nombre remite a la raíz latina de «plata», pero también parece sugerir una refundación simbólica: dejar atrás el peso, que carga con décadas de inflación, devaluación y descrédito.

¿Qué tenemos que pensar los que todavía pensamos? Los que hemos votado a Milei, pero a estas alturas estamos reclamando que nos indemnicen el voto ¿Es esto un “reseteo” monetario? ¿Es la prometida dolarización pero encubierta? ¿O un globo de ensayo lanzado por un sector de poder que busca ganar tiempo mientras ajusta sus fichas?
Entre tortas y Tarot ¿hay gitanos echándonos a suertes?
Por estas horas nadie puede afirmar con acierto qué es lo que realmente está en juego. Los cráneos del ministerio de Economía de la Nación parecen alquimistas en un laboratorio mezclando recetas para convertir las piedras en oro. Mezclan pócimas hasta que en algún momento algo estalle. La alianza inicial de Milei con figuras como Musk parecía abrir una vía alternativa al dominio financiero tradicional. Sin embargo, los límites reales del poder (deuda, FMI, mercados) han llevado al presidente a inclinarse cada vez más hacia los intereses de Wall Street, aunque no logra complacer del todo ni a unos ni a otros. Por eso, el consejo de JP Morgan de salir de Argentina puede interpretarse como un aviso: -dicho en lenguaje de Milei, sería- «Rajen que no sabemos cómo llega esto hasta octubre.«
A Morgan, al FMI, a Milei y a la casta gobernante, no les interesa mucho si el laboratorio explota o no, porque los resultados del posible “borrón y cuenta nueva” los pagarán los de siempre: los trabajadores, los pequeños ahorristas, los productores locales y los “malditos empleados públicos”.
La única moneda segura en Argentina es la incertidumbre
Sí, sólo saber que nadie sabe nada es lo único seguro. Los de afuera retiran sus fichas de la ruleta argentina; los de adentro (tal vez en complicidad con los primeros) vienen a tantear qué pasa con una nueva moneda. Pero mientras tanto, los ciudadanos viven el curioso fenómeno de un país “estable” con una inflación “que baja”, pero con subas constantes de mercaderías, recesión, caída de consumo y una paciencia que de pronto se puede agotar.
Quizás, el mayor problema sea que luego del abismal fracaso del kirchnerismo, una gran mayoría de los argentinos apostaron a un cambio de modelo de país. Pensamos que un presidente medio chiflado podría ofrecer un menú distinto, pero comprobamos que la “casta” ni se movió. Wall Street y Silicon Valley, el FMI, el Banco Mundial y la Trilateral, meten mano en nuestros destinos como nunca antes.
El sueño argentino de un país justo socialmente, de una Argentina libre -no libertaria- y de una soberanía económica, se esfuma otra vez. Porque la industria, el agro, los recursos energéticos, todo, lo están manejando otros, los de afuera. Y claro, Conan, sólo sabe de pulgas, no de economía.
Me pregunto, y les pregunto, ¿De qué se van a disfrazar los que han jugado su vida política a “las ideas de la libertad” de un presidente que corre con un tarro de nitroglicerina en las manos? Un movimiento en falso y volamos todos.
Habrá que estar atentos. Porque cuando los bancos huyen, suele ser porque algo ya se está cayendo.
Así estamos, compatriotas. Los que votamos a Milei y los que bailaban bajo el balcón. Al fin de cuentas, el país está pasando del ‘¡Viva la libertad, carajo!’ al ‘sálvese quien pueda’. ¡Qué corto fue el verano!