POR ERNESTO BISCEGLIA – www.ernestobisceglia.com.ar
Aclaración previa: esta columna ha sido escrita con letra grande y sin palabras difíciles, en consideración de que podría ser leída por algún concejal. De todos modos, avisamos que contiene ironía, que no es una enfermedad venérea sino una figura retórica.
Sería interesante discernir cuál es la patología que lleva a los ciudadanos a elegir cada vez peores representantes para los cargos de gobiernos. Desde la recuperación de la democracia, en la aldeana Salta, los Poderes del Estado y aún en la Iglesia, la calidad de los mandatarios ha venido en franco declive. Esto es un dato de la historia, es objetivo y no una presunción subjetiva de quien escribe.
Basta cotejar nombres y hechos para comprobar que hoy estamos siendo “representados” por lo peor que ha dado la clase política y la casta religiosa. Parece que ya no hubiera salteños ilustres, hombres y mujeres probos, jóvenes calificados intelectualmente, que todo lo que puebla los ministerios y los escaños son mayoritariamente “elemento cacerola”. ¿Alguien recuerda, por ejemplo, alguna cuestión de estado puesta a debate? ¿Alguien puede decir el nombre de algún legislador que haya descollado por sus dotes de orador? ¿Existe algún ministro que vaya a dejar la impronta de su nombre por su alta gestión? Si alguien puede responder a uno de estos interrogantes, propongo emplumarme y pasear por la Plaza central.

Pero analicemos el caso del Concejo Deliberante de Salta, el estadio más importante de toda la escala jurídica cuya cúspide es la Constitución Nacional y en lo político, el presidente de la Nación. Hemos perdido la noción de la importancia capital de los concejales en el armado democrático porque son los primeros funcionarios con quienes se encuentran los vecinos. Son los primeros en recibir las quejas y proyectos. Las primeras voces de los vecinos frente a la estructura democrática. Claro, esto cuando los vecinos pueden reconocerlos por su labor.
En nuestro Libro “La Revolución Municipal”, afirmamos esta cuestión y decimos incluso, que los concejales son desde una óptica política más importante que el intendente, ya que además de ser la base del sistema democrático son los que controlan al alcalde. Los que denuncian, los que inician el proceso en caso de haber corrupción y los primeros también en ayudar a la gestión del lord mayor proponiendo ideas e iluminando la gestión.
En el Concejo Deliberante de Salta, evidentemente, no pueden iluminar nada porque hay allí gente de muy pocas luces. Es tan pobre la acción de estos concejales que los medios locales hacen encuestas callejeras preguntando si conocen a alguno y nadie sabe quiénes son. Menos todavía para qué están.
Entendemos que estas líneas provoquen la urticaria propia, porque están acostumbrados además de prácticamente no hacer, a que nadie los critique públicamente. Y hay que decirlo, lo que no funciona, no funciona. Estos concejales son muy baratos intelectualmente, y sabemos que lo barato sale caro ¡Papá!
En abono de nuestra diatriba, diremos parafraseando al General Perón, que “Por nuestra excesiva tolerancia, nos hemos ganado el derecho a criticarlos”, pues, ¿Hace cuántas semanas-meses, que venimos tolerando que el recinto de sesiones sea un cuadrilátero donde se llevan a cabo escenas de pugilato verbal entre estos individuos de tan bajo IQ, como gusta decir el señor presidente de la Nación (Que, dicho sea de paso, parece tener el IQ cada vez más entreverado)? En cualquier momento, el Concejo será sede de la próxima fecha del UFC. En lugar de deliberar, se dedicarán a improvisar peleas de gallos con trinos de ignorancia.
Se nos estruja la glotis cuando escuchamos los “debates” de los concejales. Dedicados al análisis político nacional, a contar en el recinto las noticias de los medios, a chicanearse entre ellos con epítetos cada vez más hirientes. En fin, todo se resuelve en una reunión de tilingos con aspiraciones de estadistas. Se denuncian por banalidades cuando no se agreden en los pasillos dejándonos a los ciudadanos con las ganas de que ocurra el óbito de algunos de ellos.
La última iniciativa bizantina planteada que no transitó por el cruce de agravios de conventillo entre los concejales, fue la de cambiar el Escudo municipal, sobre cuyos antecedentes remitimos a esta muy completa nota. Habiendo temas tan importantes y urgentes para el ciudadano, tenemos que escuchar que “el perro del escudo es un arma”, mientras otro canta en la sesión “La cigarra”, o “El cigarro” …; no sabemos que fuma esta gente, pero parece que es muy bueno.
Así las cosas, debemos admitir que tenemos en el Concejo Deliberante de Salta Capital, al hato de estériles neuronales, inhábiles culturales, incompetentes y fallidos más notable de los últimos tiempos. Propiamente una asamblea de estatuas de sal, insensibles, mirando al pasado… y convertidos en monumentos a la inutilidad, constituyendo la “Cofradía de Cerebros en Reposo», un selecto grupo cuya única actividad neuronal es levantar la mano en señal de obediencia.
El corral está repleto de pollinos porque no tiene conducción, pareciera que no hay presidencia que les ordene los patitos y los obligue a trabajar en su función de tales. El concejal, dada su importancia, debe ser el individuo más despierto de todo el sistema democrático porque en lugar de andar confundiendo perros con lagartijas, debe estar pensando la ciudad a futuro. En esta época de cambios tan dinámicos ¡Hay tanto novedoso para proponer y discutir!
Pero para que eso ocurra, la presidencia del cuerpo debe ser alistada, vivaz, inteligente y sobre todo preparada en materia de ciudades inteligentes. Claro. Si no hay inteligencia en el Concejo y en la presidencia, menos podremos tenerla en la ciudad. La presidencia del cuerpo parece más preocupada en repartir reconocimientos y organizar festejos escolares que en poner orden o promover ideas.
Como somos gente cooperativa y queremos ayudar, más allá de que nuestros pedidos de audiencia al Intendente llevan algunos meses aguardando; sin embargo, y para que vean no somos rencorosos, nos permitimos proponerle al Concejo Deliberante, algunos temas que podrían ser interesantes para Salta, for example: (Significa “por ejemplo” en inglés)
1. Planificación urbana inteligente (Smart City)
Digitalización del sistema de transporte y semáforos.
Mapeo de residuos, luminarias y espacios verdes.
WiFi público con fines educativos y administrativos.
2. Ciudad verde y resiliente
Ordenanza para techos verdes y jardines verticales en edificios públicos.
Reforestación con especies nativas y corredores ecológicos.
Incentivos fiscales a viviendas sustentables.
3. Derecho a la ciudad e inclusión
Presupuesto participativo real y vinculante.
Regulación del acceso justo al suelo (evitar especulación inmobiliaria).
Urbanización de villas y mejoramiento integral de barrios populares.
4. Transición energética
Ordenanzas que promuevan paneles solares en edificios municipales.
Transporte eléctrico para flotas oficiales.
Incentivos a estaciones de carga de autos eléctricos.
5. Transparencia, datos abiertos y control ciudadano
Portal de gobierno abierto: licitaciones, sueldos, presupuestos.
Registro público online de declaraciones juradas.
Consejos ciudadanos por áreas (ambiente, juventud, género, etc.).
6. Políticas urbanas educativas y culturales
Espacios de coworking y laboratorios maker en barrios.
Apoyo al arte callejero legal y a expresiones urbanas juveniles.
Biblioteca móvil y ferias populares itinerantes.
7. Adaptación al cambio climático
Plan local de emergencia climática.
Medición y reducción de huella de carbono institucional.
Planes de contingencia para olas de calor o inundaciones.
8. Innovación institucional
Cabildos ciudadanos digitales: sesiones públicas online.
Revisión del reglamento interno para permitir interpelaciones públicas.
Bancas ciudadanas rotativas o con voz para ONG, asociaciones y colegios profesionales.
9. Cuidados y derechos urbanos
Ciudad amigable con adultos mayores y personas con discapacidad.
Bancos urbanos ergonómicos, cruces peatonales con más tiempo, baños públicos.
Ordenanzas que prioricen la economía del cuidado y centros comunitarios.
Por lo menos, jamás he visto que se disciernan sobre estos temas en el Concejo Deliberante (menos mal que le sacaron el “Honorable”), que me parecen más interesante que cuán limpias están medias de Emiliano Durand, de tanto ser succionadas por algunos (salvo que sea un método de limpieza ecológico que desconozco), o si tal “concejal es un forro”, o bien, si el perro del escudo está vacunado y tiene manto ahora en el invierno. Falta que alguno proponga declarar al perro mascota oficial y llamar a un concurso escolar para ponerle nombre.
Pocas, muy pocas, veces, suelo perder la línea de la compostura y la fineza en el tratamiento de la palabra que me caracterizan, pero ante gente tan vulgares individuos como estos concejales, creo que lo más atinado en representación del sentir de miles de salteños, sea decirles: ¡Dejen de joder, de perder el tiempo, estudien y hagan un trabajo como la gente!
Claro, para estudiar hay que saber leer. Quizás estoy pidiendo mucho de esta gente. –
Dije al inicio que el Concejo Deliberante es la puerta al sistema republicano, pero si estos concejales de Salta son la puerta de entrada a la democracia, tal vez convenga llamar al cerrajero. –