El Debate de las Tres «P»: Paupérrima Pelea de Perros

www.ernestobisceglia.com.ar – REDACCIÓN. – Ayer en Cafayate, como si la ciudad no tuviera suficientes penas, se realizó el tan anunciado debate de candidatos a senador, protagonizado por Liliana Valero de Nanni, Ariel Barroso, José Sebastián Pizarro y Sergio Saldaño. El evento, que prometía ser un intercambio de ideas para mejorar el futuro de los cafayateños, terminó siendo una tragicomedia digna de un crossover entre la Vecindad del Chavo y un patio de colegio en hora de recreo.

De política, propuestas serias o visiones de futuro, nada. De improvisación, papelones y desvaríos, todo. Era como ver una pelea de perros callejeros por un hueso viejo: mucho ruido, pocas ideas y un espectáculo que terminó confirmando que la ciudadanía tiene toda la razón cuando exige que esta política cambie, pero ya.

Liliana Valero de Nanni, fiel a su tradición de ser más lectora que pensadora, se apegó desesperadamente a un apunte que apenas podía descifrar. Leer de corrido pareció un Everest imposible de escalar. “Ahora entendemos por qué Miguel Nanni no sabe leer”, se escuchó comentar entre dientes a más de un asistente, entre risas y bochorno ajeno. De los nervios, Valero terminó abandonando todo intento de parecer diplomática y llamó «corrupto» al actual senador Saldaño, dedicándole otras joyitas verbales que, en otra época, hubieran ameritado una visita a un psicólogo de urgencia.

Ariel Barroso, por su parte, parecía confundido sobre si postulaba para senador o para organizador de rifas de barrio. Con una facilidad pasmosa para prometer cosas que ni él entendía, ofreció “poner de su bolsillo” la solución a los problemas, una promesa digna de un superhéroe de bajo presupuesto. Su gran proyecto estrella fue decir que compraría una casa para estudiantes en Salta con el 70% de su dieta… o algo así, porque ni él logró explicarlo bien. Su mayor aporte conceptual fue revelar que en política no hay que tener conocidos, sino amigos. Todo muy prolijo para una película sobre la mafia.

José Sebastián Pizarro, el representante de La Libertad Avanza, demostró con creces por qué en Cafayate este espacio no mueve ni a los parientes de Emilia Orozco. Su exposición se resumió en recitar, como un loro barranquero, las máximas de Javier Milei: «los azules son buenos, los demás son malos», «viva la libertad, carajo». Como punto a favor, hay que reconocerle que no tuvo ningún pudor en mostrarse tal cual es: un repetidor de slogans sin elaboración propia.

Finalmente, el veterano Sergio Saldaño se autoinmoló en escena. Con la postura corporal de quien toma un café en la peatonal y un vocabulario digno de un curso acelerado de lugares comunes, no logró articular ni una sola frase que justificara sus ocho años como senador ni —mucho menos— el motivo por el que quiere otros cuatro. Quedó expuesto su acuerdo con la intendente Rita Guevara, aceptando en sus listas a Samuel López, marido de la funcionaria cuya gestión es reconocida unánimemente como la peor de la historia cafayateña. Si el objetivo de Saldaño era hundir un poco más a Cafayate, ayer dejó claro que va en buen camino.

En definitiva, los cuatro candidatos lograron algo que parecía imposible: velaron y enterraron a la clase política local en un solo evento. Con honores, discursos insólitos y una ausencia alarmante de ideas, se recibieron de funebreros de su propia credibilidad.

El Cine Teatro Municipal fue ayer, más que un escenario político, una sala de velatorio donde no faltaron las risas nerviosas, los bostezos ocultos y la certeza amarga de que, si esto es lo que ofrecen, mejor empezar a buscar opciones en otro planeta.