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El Milagro y la relación entre la Religión y la Física Cuántica

Momento oportuno para debatir los ámbitos en los que se mueve lo clerical como expresión fáctica de lo espiritual, y desde allí tentar un salto dentro del terreno de lo racional para explorar la cercanía -o no- entre la espiritualidad y la religión como expresiones dimensionalmente verdaderas o ilusorias. La espiritualidad será -desde donde Nos lo observamos- infinitamente superior al hecho religioso, tan infinitamente como lo es el infinito cuántico.

SALTA-POR ERNESTO BISCEGLIA.- La primera «quaestio» que puede alcanzarnos en este asunto versa sobre la autoridad que Nos podamos tener en abordar un tema tan complejo, pero hemos de decir que lo hacemos desde la inteligencia que induce a la deducción, pues, al fin y al cabo, las cuestiones de la Fe son tan abstractas como elevadas, tan doctas como simples a la hora de creer o no creer en un Ser Altísimo y Todopoderoso, Creador e instrumentador del Orden Natural.

De allí, pues, que el estudio de la teología no sea nada más que una revelación de la soberbia del intelecto humano por intentar deducir a Dios. Bien decía en el siglo XIX, Vicente Fidel López: «¿Qué han dado las universidades americanas sino sólo teólogos? Razonadores de lo que el vulgo no comprende y ellos los primeros». En abono de esta afirmación diremos con San Pablo «La ley condena a muerte» (2Cor. 3,6)…, de allí que ese instrumento concebido por los espíritus más perversos que supo dar el catolicismo, la «Santa» Inquisición, arrasara con mujeres y hombres -incluso gatos y gallos negros, tal su «sapiencia»-, basados en las abstractas y retorcidas interpretaciones humanas para beneficio del poder eclesiástico, mas no del conocimiento de las «Cosas divinas y eternas». ¿Por qué asesinaron a tanta gente? Porque muchos habían cometido el delito de pensar, de deducir y aplicar el primer Don que Dios le dio al hombre, razonar y hacer uso de su Libertad.

La ejecución de Giordano Bruno es el caso emblemático de la brutalidad clerical católica y el temor a pensamiento elevado.

Pero hallémonos en el camino de lo cuántico y su relación con lo religioso y daremos con las primeras objeciones dado lo complejo de su sustancia. Cuales legos en la materia, diremos solamente lo básico que define a la física cuántica como una teoría fundamental en la física que describe el comportamiento de las partículas subatómicas (electrones y fotones). Sí, es verdad que se han buscado paralelismos o conexiones entre estos dos conceptos desde la filosofía más moderna, sobre todo, pero con terrenos que en la praxis no se compadecen y sólo podrían explicarse desde la Fe, y diremos luego por qué.

Una posible conexión entre lo cuántico y lo religioso podría hallarse en modo de metáfora o analogía tendiente a explicar el fenómeno religioso desde la noción de «interconexión» de la física cuántica que podría relacionarse con la idea de Unidad espiritual y más propiamente con lo que las modernas concepciones esotéricas llaman «Conciencia Universal». La literatura esotérica sobre estos temas es abundante pero no calificada en términos de garantía científica, por lo cual es menester avanzar con cuidado y con mucho criterio.

Pero, sin embargo, podríamos señalar un punto límite para ambas categorías, pues la física cuántica como teoría científica tiene limitaciones en términos de lo que puede explicar y predecir, mientras que la religión se nutre de conceptos espirituales y éticos que también tienen límite en términos de comprensión. Tal vez, el mito del «Topos Uranos» de Platón termine siendo más físicamente explicativo que lo uno o lo otro. El «Mito de la Caverna» tal vez resuma el concepto de fondo de la disquisición en que estamos.

El otro planteo que dispone una disputa es aquel entre el científico puro y el científico de base religiosa; bajo este aspecto hallamos a quienes consideran que la física cuántica podría reforzar la fe del creyente al revelar la complejidad y belleza del Universo.

Una cosa sí parece -reiteramos que lo decimos desde lo elemental de nuestro conocimiento científico-, y es que aquel carácter de inteligencia atribuido a las partículas subatómicas, supuestamente comprobado a través del experimento de la doble ranura donde esas partículas pueden mostrar un patrón de interferencia que parece «inteligente», en realidad responde a la naturaleza probabilística de la mecánica cuántica y no a una inteligencia consciente.

Incluso el tan buscado «Bosón de Higgs» considerado como la «Partícula de Dios» y ya observado en el año 2012, en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), fue explicado como una partícula subatómica pero que no expresa ni representa ninguna conexión real con la religión o propiedades divinas.

En suma, más allá de esta muestra infitesimal de intento de coloquio intelectual pero no ociosa a los fines de pensar que se puede y que es NECESARIO superar la barrera de los dogmas impuesto por las religiones, especialmente la católica cuyos jerarcas temen más al desarrollo del pensamiento de los simples que al mismo Belcebú, habrá siempre un espacio nunca satisfecho por el intelecto humano, y es el que ya Aristóteles supo dar una respuesta racional con su relación de Causa-Efecto invertida que lo llevará a determinar un Primer Motor en el Universo.

Porque…, ya podemos explicar el «Big Bang», hasta determinar la hora en que se produjo. Pero lo que todavía no tiene respuesta es Quién lo produjo…

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