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¿Y qué hacemos con la enorme cantidad de docentes semianalfabetos?

Lo que se aproxima para el país puede llegar a ser mucho más que un cambio de presidente. De cambiar el rumbo político del país los argentinos enfrentaremos un cambio de paradigma en todo sentido. Estamos a punto de asistir al quiebre de un sistema que duró más de un siglo. Sin embargo, en los discursos previos se habla mucho de economía, pero nada de educación.

SALTA-POR ERNESTO BISCEGLIA.- Ya el Maestro Aristóteles, en su «Ética a Nicómaco» hablaba de la diferencia entre lo económico y lo crematístico, entendiéndose -a grueso trazo- por lo primero a la actividad orientada a obtener lo necesario para la vida y el hogar, por ejemplo, el comercio justo con el precio justo, sin intervención de valor agregado injusto. La crematística, en cambio, se refiere a la obtención de riquezas de manera injusta o antinatural mediante actividades económicas que deshumanizan a los participantes. El Filósofo consideraba a esta última «una actividad antinatura».

La crisis argentina tiene por base que la economía ha sido destrozada en busca del sólo lucro, del sólo enriquecimiento. Es decir, la clase «política» abandonó hace décadas la idea de fortalecer las relaciones humanas como eje central de la economía para buscar el enriquecimiento de esa «casta» formada a instancias del saqueo de la cosa pública.

Al desvirtuarse la relación natural de la economía en el país, el Estado argentino pasó de ser un gran país a un simple negocio político donde los funcionarios de todo rango llegaban al cargo con un traje prestado y se convertían en acaudalados millonarios mientras el resto de la población languidece en medio de una marginalidad cada vez mayor.

Ahora, ¿cómo fue posible que esto suceda y esa «casta» se mantenga en el poder a lo largo de casi tres generaciones? Simple, por la ignorancia de un pueblo al que le destruyeron el sistema educativo. De esa manera hemos llegado al punto en que nos encontramos hoy con manadas de alumnos sin pasado, que no comprenden el presente porque no tienen criterio para discernir y lo peor, sin futuro.

Los debates «políticos» que se escuchan en la previa a la elección transitan por el dólar, las Leliq, el Banco Central, las variables y hasta en el lenguaje bárbaro y perdido de un «presidente» de la Nación, por las «cuevas para fabricar dinero». Si, la crematística ha desplazado a la economía y también a la educación, además de la salud, la seguridad, etc.

La historia enseña que todos los países que decidieron ser grandes un dìa comenzaron por realizar una reforma educativa. Lo hicieron los europeos y también la Argentina llamando al Congreso Pedagógico Internacional de 1882 donde participaron TODOS los estamentos de la sociedad. De allí surgió la Ley 1420, sancionada bajo el gobierno de Julio Argentino Roca y de inspiración sarmientina en el mes de julio de 1894.

Esa Ley formó un país y se sostuvo por más de un siglo hasta que en tiempos de Carlos Menem comenzó el desguace que el kirchnerismo terminó de realizar ultimando todo vestigio de educación, autoridad, orden; donde el conocimiento fue el gran detenido-desaparecido.

No observamos una preocupación en los programas preelectorales por la educación. En el caso de Javier Milei, se habla de váucher para elegir establecimientos, por ejemplo, pero no hemos escuchado nada sobre reformar el sistema educativo para formar a las generaciones en los parámetros del Nuevo Orden Mundial, para que esas generaciones puedan ser competitivas en los términos que el mundo actual exige.

Claro, mal podemos hablar de alumnos formados cuando los docentes adolecen de la formación necesaria para comprender los grandes desafíos de este cambio de Era al que asistimos. Vivimos el tiempo de la Cuarta Revolución Industrial donde la tecnología marca el ritmo y el futuro que ya no es mañana sino hoy, ya mismo; es inmediato y lo llevamos en la mano con el móvil.

Mientras tenemos una masa docente abroquelada en defender su sueldo y luego que sea lo que Dios quiera, los alumnos están pasándolos por encima en materia de conocimiento tecnológico y por supuesto, en materia de salidas laborales. El viejo esquema de primario, secundario, universidad o trabajo, ya se quebró. Hoy, los adolescentes desde su teléfono u ordenador están facturando, están creando nuevas formas de trabajo virtual, están armando las bases de las futuras empresas. ¿Qué hacemos entonces con docentes que ni siquiera saben muy bien para qué sirve Google?

Formar alumnos para el «No trabajo», para empleos que todavía no existen es el gran desafío en un tiempo donde muchos trabajos están dejando de existir…, la docencia quizás uno de ellos.

El mundo real y hasta el metaverso son indudablemente crematísticos, pragmáticos en alto grado. Bueno sería que las autoridades presentes y las por venir hablaran de un nuevo orden económico para el país, pero a la par y no menos importante, también de un Nuevo Orden Educativo. –

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