Cementerio de la Santa Cruz: Tumbas olvidadas con historias perdidas
Al transitar por los pasillos de la Necrópolis, de pronto, surgen monumentos, túmulos o incluso mausoleos que denuncian su antigüedad y asimismo el abandono. Tumbas que han sido olvidadas por la familia y almas que perviven en la soledad por haber perdido la memoria familiar quizás.

SALTA – POR ERNESTO BISCEGLIA.- La ciudad de los difuntos, ese ámbito que reúne en sus monumentos funerarios la mentalidad de una época ya consumida por la historia, cuando hasta la muerte se ponía a precio, porque aquellos que dejaban la vida en el seno de una familia aristocrática o acomodada trascendían al descanso eterno en finos ataúdes y mausoleos de factura nobiliaria, ornados con arte sepulcral, mientras que los más pobres tenían destino de tierra y olvido.
Sin embargo, cabe preguntarse en ocasiones qué es lo que queda de lazo entre los que se han ido y los que quedan, porque mausoleos hay que denotan el abandono material que quizás también sea espiritual. Y allí están, con sus ángeles vetustos, con sus alas reducidas a hierros oxidados por las décadas, los vidrios rotos y cubiertos de cortinas blancas confeccionadas por la piedad de los arácnidos que tal vez desean echar un poco de privacidad a tan lujoso abandono.
Más allá, donde hubo alguna vez un sembradío de cruces bajo las cuales yacían los que ya fueron, pero cuya pobreza no les permitía cobijar sus despojos entre muros y al fin de cuentas rendían el destino bíblico de volver a la tierra a convertirse otra vez en polvo. Ese sitio que con el paso de las décadas fue necesario renovar y la inmisericorde pala mecánica hirió la tierra llevándose al infinito restos y cruces para preparar otra vez el humus que recibiría a la nueva generación de humanos fallecidos.
Entre medio de esas construcciones fastuosas, en soledad, perdiendo levemente la vertical, se halla una columna de piedra en cuya cúspide el cemento todavía sostiene una cruz de hierro que ostenta un corazón de metal que denuncia el nombre de quien yace bajo la fría lápida:
«In Memory
Dr. G. Clabbubnm
Ded in Chilca – Jujuy
Aged 38 year»
El pedestal ostenta grabado el año de 1890.
Alguna tradición oral señala que habría sido un médico que actuó en Jujuy y Salta en aquellos años y habría muerto víctima de alguna epidemia. La memoria de piedra custodia su soledad y abandono.
En las cercanías se halla, sobre la galería principal un pequeño monumento funerario que se destaca por estar tocado con una columna truncada. Debajo, una inscripción en italiano recuerda a los fallecidos al parecer en una mina producto de alguna fatalidad.
El grabado data la fecha del entierro hacia 1898 y consigna el nombre de algunos fallecidos que estarían inhumados en el sitio.
Apenas dos ejemplos de los tantos que conmemoran memorias perdidas en el tiempo y la historia.-