Hacia la desaparición de la izquierda y la derecha: El nuevo municipio en tiempos de la Inteligencia Artificial
Los románticos, los desahuciados mentales o los ignorantes, pueden todavía estar pensando que el péndulo político oscila todavía entre izquierda o derecha. El proceso de regionalización hacia el que avanza el mundo en el Nuevo Orden instala a los gobiernos locales -municipales- como el centro gravitatorio de las nuevas políticas sociales y nidos de los próximos grupos de poder. El intendente que no conozca y no maneje los mecanismos de las nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial quedará rezagado y convertido en cenizas residuales de un mundo que ya está finalizando su tiempo.

SALTA – POR ERNESTO BISCEGLIA.- Es necesario despertarse y mirar el mundo de la Cuarta Revolución Industrial que ya estamos transitando. Esta vez, este fenómeno no ocurre en Suiza o en Estados Unidos, sino en la mano de cada uno de nosotros porque el Nuevo Orden nos está formateando el cerebro desde nuestro celular. Este cambio afecta directamente a la política como herramienta de formación y progreso social y exige de nuevos liderazgos con menos -o ninguna ideología- y mayor pragmatismo tecnológico.
El Nuevo Orden viene borrando fronteras y países, en un futuro más o menos cercano comenzaremos a hablar de Regiones que podrán incluir a varios países o retazos de los mismos. En ese proceso de regionalización los municipios renovarán su importancia como entes político -burocráticos fundacionales de las nuevas estructuras. Necesitaremos entonces lideres municipales y no intendentes que no tienen secundario completo. En realidad, más necesarios serán intendentes informados que formados académicamente. Otro dato clave serán los equipos de gobierno que asesoren a esos nuevos lideres municipales. Un líder municipal no puede rodearse de mentes precámbricas sino de astutos programadores de políticas públicas. Caso contrario, serán sólo intendentes.
La primera condición para liderar este nuevo proceso es dejar a las ideologías de lado. La lucha entre derecha e izquierda ya no existe, han caído batidas por el cambio constante de las políticas en el mundo.
Es un dato de la realidad que la izquierda latinoamericana ha experimentado un declive, mientras que la derecha se ha fortalecido porque algunos líderes de la izquierda han comenzado a incorporar ideas desde otras ideologías, como la derecha, lo que ha contribuido a hacer que las ideologías de izquierda y derecha se mezclen y fusionen.
Lideres zonales como Boric en Chile y el mismo Lula en Brasil, se han dado cuenta de que deben adaptarse a las nuevas condiciones globales e incorporaron ideas de la derecha para competir. A su vez, ocurre lo mismo con aquellos lideres de la derecha. Una nueva democracia, una democracia fuerte será aquella conducida por quienes comprendan cómo afectan estas nuevas ideas a las políticas y a la sociedad.
Un editorial del New York Times explica que «la izquierda latinoamericana no ha sido democrática sino autoritaria. La amplia mayoría de la izquierda jamás se preparó para gobernar, apenas para llegar al poder. No ha generado propuestas de crecimiento, solo de redistribución de la pobreza. No piensa el futuro desde el presente, vive pertrechada en un pasado rancio, encerrada en dogmas desde los que pontifica con superioridad moral.» La prueba más clara es el kirchnerismo en la Argentina que redujo lo que fue un gran país a un estado ruinoso que ni siquiera en 1810 se conoció.
En el nuevo esquema socio-político es peligroso tener dirigentes de izquierda porque viven en conflicto con las novedades, son excluyentes -por más que en el discurso digan lo contrario- y básicamente corruptos. Los de la derecha tienen todavía anhelos fascistas que tampoco contribuyen al progreso que ya se inició.
Agrega el diario norteamericano que «Una pena. La izquierda latinoamericana, de tan vieja y machista, acabó apenas algo menos esclerótica y prostática que la derecha. Milita en el atraso: moral de los años cuarenta, cosmovisión de la Guerra Fría de los cincuenta y —siendo bondadoso— manual económico de los sesenta. Jamás ajustó su prisma político más allá de los setenta, está tan perdida como los años ochenta y es depresiva y oscura como los noventa. Finalmente, entró a un siglo de transformaciones veloces asustada, así que se refugió en el dogma. Como no quiere reconocer que debe diseñar el futuro reformando al capitalismo, decidió que mejor toma el poder y vive de las rentas del Estado.»
Ser líder en tiempos de la Inteligencia Artificial
Se ha iniciado el tiempo de la convivencia con las máquinas y con un software cuyos alcances son desconocidos. Diariamente la Inteligencia Artificial ya nos acompaña, por lo que ya deberíamos estar generando ideas para reconvertir a la sociedad.
Si el ciudadano común que accede a la IA debe reconocer que la máquina tiene muchos más datos que nosotros para tomar decisiones, se debería ir pensando en que la política y los «dirigentes» se transformen ante una realidad que ya demostró que muchos trabajos desaparecerán suplantados por la robótica.
Volvemos a decir que el Derecho, la Justicia, la Medicina, la Arquitectura y la Ingeniería, el Periodismo, la Educación y hasta la misma administración burocrática van a sufrir cambios en un proceso que ya es inevitable.
Estos cambios tan profundos hacen ver que es necesaria una política sin ideología y que más que partidos de izquierda o de derecha es necesario constituir el partido del sentido común, que haga comprender que un dirigente sin conocimiento sobre estas materias podrá ser de izquierda o de derecha, no importa, lo que sì será es un inservible a la causa común del progreso del pueblo.
Luego, estos nuevos lideres -algo difícil de conseguir en la Argentina y más en Salta-, necesitarán de asesores con mentes muy abiertas y deseosas del cambio. Pero sin ocupar un lugar ideológico como ahora, con enfrentamientos que a nada conducen.
Municipio digital, Inteligencia Artificial, Metaverso, son realidades que ya conviven con nosotros y si se quiere sobrevivir en la política en el tiempo que ya comenzó, o se abandonan los dogmatismos, se pragmatiza el pensamiento, se incorpora el mundo digital, o el certificado de fracaso para quien maneje una organización política o un estamento de gobierno, ya está extendido.-