El kirchnerismo nos embarcó a bordo de «El Perla Negra»: Nadie sabe a dónde va ni quién lo conduce
Como se sabe, "El Perla Negra" es un mítico barco conducido por piratas que se caracteriza por ser negro lo mismo que sus velas y que terminó en la vida real perdido en una tempestad que lo echó al fondo del mar en las costas de Venezuela. Una sinonimia cruenta para con esta Argentina con futuro y velas negras, también conducida por piratas y que salvo alguna circunstancia fortuita esperamos no termine también naufragada sin remedio. Y para colmo, cerca de Venezuela.

SALTA – POR ERNESTO BISCEGLIA.- ¿Hacia dónde estamos yendo? ¿Quién conduce a este país? Estamos tan reducidos como nación que tenemos un presidente al frente de un gobierno que no es tal y una vicepresidente que ejerce el poder pero está condenada por actos de corrupción que no tienen registro en la historia argentina.
Vale consignar que cuando esta nota se escribía la fórmula del kirchnerismo era Wado de Pedro-Juan Manzur y estaba programada para subir hacia la medianoche. En el lapso de esas horas los candidatos ya no eran los antes nombrados sino «Massa-Rossi», mientras en el bolillero mediàtico continuaban sonando Daniel Scioli, Guillermo Moreno y algùn que otro miembro del elenco estable.
Este vacilar, los cambios a último momento y la situación del país revelan de que el régimen K ha finalizado sus días. Sus esbirros y clientes continuarán pensando en que el alba está a la vuelta de la montaña pero incluso dentro del grupo duro de los K se escuchan voces altisonantes que no aceptan estas nominaciones.
Una encuesta interna hecha por el Instituto Patria, les reveló apenas horas después de anunciada la primera fórmula que un 76% de los propios kirchneristas decían que el binomio era «invotable».
La historia política contemporánea no recuerda nada parecido en ningún sentido. Desde que tenemos memoria este país vive en crisis, pero la presente es sin retorno. Cuando algunos intentan hacer un paralelo con la crisis del 2001 cuando cayó el presidente Fernando De La Rúa, ni siquiera se puede comparar, porque en ese momento no existía la inflación galopante e indetenible que hay ahora, el Banco Central tenía reservas genuinas, no tenía el país el grado de endeudamiento con el exterior que hoy se asumió con el FMI y hasta con los chinos. Había un sistema educativo funcionando, incluso más, se discutía por aquellos días cómo la educación pública tenía que superar a la oferta privada. Los índices de salud, de mortandad infantil y materna, sobre todo de desnutrición no estaban disparados a la altura que están ahora.
Pero sobre todo había una clase política armada con la que se podían pensar recambios o alternativas. Claro, entonces el peronismo volvió a dar la nota de que le valen más los arreglos de poder que la suerte del país cambiando cinco presidentes en una semana.
Y lo más importante, el país no tenía a la mitad de su población bajo la línea de pobreza y un 10% en la indigencia absoluta. ¿Alguien ha pensado cuántos millones de argentinos de ese 10% ya tienen su vida perdida porque el hambre les provocará daños cerebrales irreversibles? Lo que ha hecho el kirchnerismo con esta Nación pasará a la historia como una de las tragedias sociales más graves.
Ahora, a días de las elecciones nacionales ni siquiera son capaces de ofrecer una alternativa electoral sólida, que perfile una esperanza de cambio. Proponen como presidente al responsable de la inflación más alta desde los tiempos de Dr. Raúl Alfonsín y como vice a un individuo mediocre, autor material de la destrucción de las Fuerzas Armadas, quien dejó a las fronteras al descubierto y fue tan infeliz en su función que hasta le «robaron» municiones, armas y un misil. Nuevamente, Cristina Fernández se burla de los argentinos y señala el rumbo de la destrucción definitiva.
Venidos de útero terrorista como son, además de proponer una fórmula con dos fracasados, no se inmutan a la hora de amenazar que llenarán las calles de sangre si gana otro. Y para probar de lo que son capaces incendiaron la provincia de Jujuy con sus huestes de forajidos.
Indudablemente que es necesario que esta cáfila de terroristas y vendepatria caiga en las próximas elecciones. Lamentablemente la oferta de la oposición tampoco destella por sus candidatos, pero es preferible en estas circunstancias un grupo de mediocres en el poder que esta banda de delincuentes y subversivos. Ya San Pablo advierte sobre la necesidad de elegir en ocasiones el mal menor y Santo Tomàs aclara debidamente en su libelo «se permitió el mal menor para impedir el mayor» (Summa contra Gentes, l. 3, c. 123).
Lamentablemente tendremos que votar el mal menor para impedir que la Patria termine en un baño de sangre y destruida de manera irreparable. De hecho, si hoy se tomara la decisión de reconstruir al país, pasarían por lo menos cuatro generaciones para que volviéramos a ser aquello que un día fuimos. Tal la destrucción que nos deja el kirchnerismo.
Los piratas fueron hábiles navegantes, pero estos kirchneristas han saqueado al país, escondido sus tesoros lo mismo que Morgan o Barbanegra en islas -paraísos fiscales-, pero llevan el barco al garete con todos nosotros a bordo de este «Perla Negra» cuyo casco se hundió frente a Venezuela. Una trágica coincidencia del destino.-