Artículos

Breve Ensayo díscolo: El Hombre Araña, Michelo, la jueza Zunino y el payaso Plin Plin (No apto para palurdos)

Decía George Washington que "La Constitución debe respetarse no porque sea buena o mala sino porque es la Constitución". A su tiempo, Emile Durke, advirtió sobre las nefastas consecuencias de la anomia en una sociedad. En la Argentina y en Salta todos invocan a la Constitución, pero nadie  parece conocerla y la violentan con asombrosa impunidad.

SALTA – POR ERNESTO BISCEGLIA.- El problema de la «Cuestión Docente» es que ya no es algo coyuntural sino que ya se tornó en un rompecabezas estructural. Tantas décadas han pasado sin que se resuelva como corresponde la jerarquización docente, la capacitación, las dudas sobre la Junta de Clasificación y Disciplina y por supuesto, el gran tema del salario, que los corcoveos de la docencia ya forman parte del folclore político.

Los memoriosos recordarán que la docencia hizo tambalear al propio Roberto Romero, su sucesor, Hernàn Cornejo, hasta recibiò una patada en sus cuartos traseros durante una manifestaciòn docente. Juan Carlos Romero pasò a la historia con la famosa «Noche de las Tizas», a Juan Manuel Urtubey los «Autoconvocados» le doblaron el codo y le hicieron firmar un 38% històrico que luego tuvo que aplicar a toda la administraciòn pùblica y en nuestros dìas fueron el eje del mayor levantamiento popular de que se tenga memoria. Ergo, algo vienen haciendo mal todos los gobiernos.

A este problema histórico -e histérico-, se le agrega ahora la infiltración clara y evidente de los hijos de PO y de toda esa otra canalla que conforman los pseudobolches, planeros, viudos del Che Guevara y «ainda mais» que utilizan una protesta legìtima para ejercitar lo que mejor saben hacer: agitar a las masas y ejercitar actos de violencia contra las Fuerzas del orden público. Arrojarle lavandina a los policías jamás puede ser cosa de docentes porque los establecimientos educativos carecen hasta de ese elemento de limpieza, por ejemplo. Tampoco es de docentes tirar piedras y cubrirse la cabeza al estilo intifada palestina. Tampoco se entiende qué tiene que hacer la efigie del subversivo Ernesto Guevara entre las banderas celestes y blancas. Esa es la firma inocultable de estos grupos sediciosos formados por los malandras del pensamiento desvariado.

Pero como si lidiar con todos estos oligofrénicos adoradores de Vladimiro Ulianov no fuese poco, ¡Ahora aparece escena el Hombre Araña! Evidentemente esta sociedad ya está alcanzando el nivel de una paranoia social para que un delirante que luce su clandestinidad en público cubriendo su rostro se convierta en un celebrado chufletero que ejecuta actos circenses trepando a una columna de alumbrado público mientras los docentes y los «docentes» lo aplauden como si fuera la atracción principal del «Delirio Brothers», para culminar su presentaciòn tratando de enlazar las vallas policiales con un gancho para echarlas abajo. Esto si último debiera ser calificado como un acto violento con premeditación y alevosía porque nadie anda de casualidad con un gancho carnicero de común por la calle. Este delincuente disfrazado llegó al lugar con un propósito y lo cumplió sin ser detenido. Falta ahora que se sumen el Pingüino, Linterna Verde y el Petiso Orejudo, del cual algunos dicen que también estaba por allí.

No contentos con todo esto, también vino a usurpar la manifestación un simpático individuo de pelo verde loro, promocionado «influencer» que ganara protagonismo insultando a políticos a diestra y siniestra aunque diciendo aquello que muchos desearían escuchar. El tal «Michelo» como se dio en llamar inició su lucha por la falta de agua y evidentemente esta no le sube al tanque cuando se aparece en la manifestación disfrazado de «docente» y en un acto que sólo alguien bajo el efecto de algún aletargante neuronal o alcaloide vencido, salta sobre las vallas y se arroja en manos -o pies, más bien- de los efectivos policiales que lo invitan amablemente a ingresar a una camioneta para ser llevado ante la Justicia. Erasmo de Rotterdam celebraba a los locos, pero una cosa es ser un estulto y otra «estar del tomate».

Y hablando de Justicia, hemos de decir que la soberbia no es buena consejera en ninguna oportunidad menos cuando de una función pública se trata y para darle un toque femenino a la cosa, aparece en los medios la señora Jueza de Garantías, Ada Zunino, haciendo gala de poder antes que de autoridad, ejecutando una gestualidad rayana en lo arrabalero y echando un manto de piedad sobre el que delinque por necesidad que parece ser para ella un acto más virtuoso que un docente que lucha por su salario. Con ese criterio, delincuente y docente estarían en la misma talla ya que ambos quieren comer y sobrevivir. Obviamente que las apreciaciones de la Magistrada le hicieron flaco favor al gobierno provincial y a la situaciòn misma. Recomendamos un asesor de imagen y la consulta a un experto en comunicaciòn social.

Convengamos claro, que esta docencia y la otra «docencia» si bien están amparados por el Artículo 14 de la Constitución Nacional que protege su derecho a la huelga y a reclamar, se olvidan que el mismo Artículo consagra también el derecho a «transitar libremente» por las rutas y calles del país. Ergo, yo NO puedo defender mi derecho perjudicando el derecho ajeno. Dirán que es la única forma de presionar y eso no es verdad porque se puede -y se debe- protestar pero cuidando de respetar el derecho del otro, de que ese otro pueda llegar a su destino, por ejemplo. Cortar las calles o las rutas es simplemente un delito, palabra que no parece existir en el diccionario de los bolches infiltrados y en el de no pocos docentes que a pesar de ser tales aparentan no conocer el diccionario como tampoco a la Constitución Nacional.

Es un dato de la realidad que los dirigentes gremiales han sido superados por las bases. La otrora poderosa ADP que en tiempos de Gladys Vittar casi lo tumba nada menos que a Roberto Romero, hoy tiene menos influencia y poder decisión que la comisión directiva de un club barrial de fomento. Otro tanto pasa con los demás gremios docentes, incluso con el que intentó reunir a ese menjunje extraño llamado «Autoconvocados» y estamos aun paso de que estos últimos marchen «con la cabeza de los dirigentes». El problema es que estos «Autoconvocados» sí convocan y aunque juntos y revueltos reúnen gente, tanta que ni siquiera los gremios todos juntos podrían hacerlo. Luego, algo hay que hacer.

La situación en Salta se halla en pleno desbande y esto ocurre porque la anomia se apoderó de los ciudadanos, nadie conoce la ley como tampoco parece estar dispuesto a obedecerla. Los resultados están a la vista y el problema -y esto es muy grave- es que el reclamo de uno de pronto se convierte en el reclamo de TODOS. La ausencia de liderazgos gremiales y políticos pone a la sociedad al borde de un estallido por simpatía, tal como ocurre en un polvorín donde basta que un elemento explote para siga la serie y el caos se apodere de todo. Estamos, repetimos, a «a un tris» de eso suceda. Y cuidado, si ello ocurre, frente a una cantidad de ciudadanos como la que se vio días pasados, nos preguntamos ¿Habrá policía que los reprima? O los uniformados terminarán marchando con los demás. Así comenzó la Revolución Francesa…

¡Haya Paz! gritaba Daniel Rabinovich en un celebrado acto de Les Luthiers. Igual decimos nosotros, pero no será que se logre con autismo político, ni con zurditos subversivos infiltrados, tampoco con bufones desastrados que buscan ganar más «likes» en las redes sociales ni fantoches disfrazados. Menos con actitudes soberbias y altaneras como tampoco con silencios estridentes que se logre la paz social.

Con razón decía San Agustìn que «La Paz es la Tranquilidad en el Orden» y en los últimos años se ha enseñado a renegar de toda autoridad haciendo creer que restablecer el orden público es represión. El país es una jauja y la provincia va en ese camino si no se aligeran las mentes y se convoca a un GRAN DIÀLOGO donde todos van a tener que deponer algo para lograr un Bien Superior que es precisamente el restablecimiento del Bien Común.

La Paz social es resultado de la Tranquilidad de los espíritus que se logra con equidad, donde a cada uno se le de lo suyo; donde se cumpla el espíritu del Artículo 16 de la CN que proclama la igualdad de oportunidades, no sólo para trabajar sino para ganar lo que le corresponde a cada uno. Trabajadores, lo que quede de dirigencia gremial y sindical, políticos y funcionarios deben sentarse a la mesa de un DIÀLOGO, a discutir a garganta enrojecida si es necesario, pero todos conscientes de que son responsables de lograr aquello que Aristóteles señalaba como el fin último del Estado: La felicidad de los ciudadanos.

Dirán ¿Una utopía?, quizás…, pero de las utopías surgieron los pensamientos que hicieron progresar al mundo.

¡Haya Paz!

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba