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Inteligencia Artificial o la sociedad de los humanos descartables: Necesitamos una reforma educativa urgente

La expresión Inteligencia Artificial gana espacios en estos días en las páginas y hasta en las conversaciones familiares, pero ¿Quién sabe realmente qué es y cuáles son y pueden llegar a ser sus alcances? Salta es una sociedad medieval en muchos aspectos ¿Qué ocurrirá cuando la IA comience a operar masivamente entre nosotros?

SALTA – POR ERNESTO BISCEGLIA.- El próximo Apocalipsis puede que no venga del espacio, tampoco de un gran sismo, sino de la propia mano del hombre que ya toca los límites del conocimiento «sólo reservado a Dios». Aquella expresión de Plauto (254-184 a. C.) en su obra Asinaria, adaptada luego por Thomas Hobbes para su «Leviatàn«: «Homo Hominis Lupus» (El hombre es lobo del hombre), podrìa verse superada por la tecnologìa ya que las màquinas podrìan llegar a ser las que devoren a la humanidad.

Ese hipotético escenario no parece ser tan irreal cuando se piensa que las mentes más brillantes como Bill Gates o Elon Musk han pedido que se detenga y se estudie mejor qué podría pasar con la IA.

La IA hoy ofrece respuestas inmediatas a problemas financieros, presupuestarios, controla la red de luz, las centrales nucleares y dirige los misiles con una precisión tal capaz de hacerlos ingresar por la ventana del objetivo elegido. ¿Qué pasaría si un día una inteligencia artificial decide que los humanos no somos necesarios?

En cierto modo esto ya está ocurriendo aunque la masa no se dé cuenta, porque lentamente los puestos de trabajo van siendo reemplazados por máquinas. Mientras en ciudades de significativo atraso -y retraso- mental, social y educativo, se continúa pensando en términos de una sociedad que YA NO EXISTE, el mundo desarrollado está pensando en cómo trascender a esta realidad de la IA.

La Educación Pública es el mejor y único escudo

Nuestras escuelas continúan educando -si así podemos llamarlo- para el trabajo en términos de hace medio siglo, con aulas a cargo de docentes que todavía no comprenden muy bien para qué sirve GOOGLE.

Estamos educando generaciones para trabajos que están dejando de existir cada vez más velozmente, algunos que no existen ya. No se instruye para nada en pensar el futuro inmediato, en formar mentes para trabajos que todavía no existen; es más no se enseña ni remotamente a pensar en el «no trabajo».

Las revoluciones ya no existen

Los revolucionarios son cosa del pasado, de los libros de historia. Ya no hay revoluciones por hacer. Pensar en que el mundo es de izquierda o de derecha es un anacronismo, una estupidez, porque el mundo ahora se encamina hacia un sólo bloque de convivencia global.

El que llegó -Cuarta Revolución Industrial mediante- es un mundo sin dinero físico, sin libros en anaqueles, sin papeles en las manos. Es un mundo donde se ama sin «touch and go», sin «touch» incluso. Donde hoy vemos a un trastornado que se casa con una muñeca de trapo y dentro de muy poco se casarán con un holograma. Hasta el sexo es virtual, la más primaria de las actividades físicas se realiza a distancia.

¿Qué será de los abogados? Si la IA ya resuelve casos online. ¿Y los ingenieros? Si la IA proyecta y calcula un edificio en tiempo récord y sin márgenes de error. ¿Y los oficios? Si las máquinas van llegando a los hogares a repararlo todo, o más todavía, los «edificios inteligentes» se reparan a sí mismos ¿y los plomeros, electricistas y personal doméstico? Qué será de los poetas y músicos si la IA puede componer una pieza literaria o musical más allá de la inspiración de un individuo. ¿Y los periodistas? Si ya la máquina puede escribir un artículo, un ensayo o un corpus literario.

Mientras todo esto ocurre ya en nuestras narices, en Salta -y en el país- la educación sigue dándose con una tiza, con un pizarrón verde y un cuaderno. Por este camino las escuelas sólo serán almácigos de desocupados, carne de cañón de la nueva generación de marginados, de resentidos, de abatidos por una vida tecnologizada.

Esto no es más que un pantallazo a trazo grueso del mundo que ya está entre nosotros y que nos obliga a repensar todas las categorías: la educación, la religión, las profesiones…, la vida en general, so pena de quedar «fuera del sistema» y convertirnos en lo mismo que una botella de plástico descartable.

El problema es que nadie a diferencia de la botella será reciclable.-

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