Una decisiòn apropiada: Antonio Marocco continuarà acompañando a Gustavo Sàenz
La política de Salta vive un momento de plenitud democrática ya que la composición política del gobierno que conduce Gustavo Sáenz ha recreado en los hechos el viejo esquema netamente peronista de aglutinar a militantes de todo el arco político. Así, dirigentes y figuras públicas de espacios tan distintos como el Justicialismo, los radicales, el Partido Renovador de Salta, Libres del Sur o el PRO, alternan entre sì, todos comprometidos con un mismo proyecto político.

SALTA-POR REDACCIÒN.- Si bien todas estas expresiones reunidas son consecuencia del pragmatismos del gobernador, Sàenz, surge sin embargo la pregunta sobre cuàl es la identidad definitiva y definitoria de ese Frente. Se puede liderar, pero sin un hombre capaz de dialogar en un mismo estàndar con todos los dirigentes de las distintas expresiones, serà màs que difìcil lograr un conglomerado polìtico como el que describimos.
No dudamos en afirmar que ese hombre clave es el vicegobernador, Antonio Marocco, hombre dúctil, de reconocida cintura política y trato afable, que además cuenta con el conocimiento de todos quienes reconocen en Marocco al interlocutor más válido dentro del campo nacional y popular.
Salta comparte el fenómeno de la incorporación a la arena política de referentes de toda una gama de disciplinas del arte, de la música, del periodismo, etc.; estos «outsider» son los nuevos protagonistas de la política. A la par, surgieron situaciones inéditas como la decadencia de la militancia, la prédica antipolítica, la irrupción de la meritocracia, trazos de discursos que estos recién llegados suelen utilizar denostando paradójicamente al Estado dentro del cual actúan.
En ese terreno de la dispersión ideológica y la pérdida de contenidos políticos, impera contar con un dirigente sólido, formado en las lides de la política y que tenga una mirada común, más allá de los colores partidarios como Antonio Marocco, cuyas preocupaciones personales a la vez son comunes como la Justicia Social, la importancia del Estado, la proporcionalidad política necesaria en el marco de una sana Justicia Distributiva, pero sobre todo, el carisma que un dirigente como Marocco posee y que despierta el afecto de la gente.
No es hora para tibios, diría Peròn; es hora de consenso y de diálogo, de cercanía con los distintos dirigentes para la búsqueda de soluciones comunes y sobre todo, hora de contacto directo y vivo con el pueblo. La única verdad es la realidad y esa marca que allá, en los caminos del diálogo pluripartidario como en las polvorientas calles de los pueblos, hay un hombre capaz de hilvanar todas las necesidades populares con las respuestas de gobierno: Antonio Marocco se llama.