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«Las Nenas» o la teorìa del feminismo terrorista

Por definición, el feminismo es una Doctrina y/o Movimiento Político y Social "Que busca para la mujer el reconocimiento de las mismas capacidades y derechos que para el hombre." Este empeño no es nuevo, tal vez comienza con Hipatía de Alejandría y atraviesa toda la historia de Occidente hasta nuestros días. Lo grave es confundir y alentar desde el gobierno un feminismo que termina en terrorismo, donde no se dignifica a la mujer sino que se la sumerge en la lisa y llana delincuencia.

SALTA – POR ERNESTO BISCEGLIA.- Ya es parte del folclore del terrorismo de Estado practicado desde la Casa Rosada que los reclamos sociales de cualquier tipo deban ejecutarse mediante la coacción y la violencia de todo tipo. Desde el reclamo de los sectores marginados -provocados por la misma política- que se naturalizaron cortando calles o rutas en franca violación de los principios constitucionales y penales, hasta las marchas de las desmelenadas mujeres que en una suerte de «trance místico» se derraman por las calles vandalizando cuanto hallan a su paso. Sinceramente preguntémonos: ¿Esto puede llamarse «feminismo»?

Todo reclamo social pierde legalidad y legitimidad cuando se ejecuta mediante la violencia porque se transforma automáticamente en un delito del tipo que se le busque. Desde la ocupación del espacio público, el daño a la propiedad privada y del Estado, la privación ilegítima de la libertad y así…, una variopinta lista de infracciones a la ley.

Todo reclamo ha de ser también racional, enervado en un marco de lógica y diálogo -paritarias, por ejemplo-; imaginemos a los sindicalistas docentes patoteando al ministro de educación y rompiendo las oficinas mientras las maestras destruyen las aulas y ganan las calles semidesnudas tirándole tizas a los transeúntes. El trazo es grotesco, absurdo, inimaginable.

Con el feminismo ocurre exactamente lo mismo sólo que lo grotesco, lo absurdo y hasta lo indecible y violento se patentiza en las calles. Una mujer que tenga dignidad, amor propio y conciencia de su femineidad y respeto por sí misma, jamás integraría las columnas de estas Furias (entendemos que no debemos explicar a que nos referimos con «Furias») que salen a las calles cual estampida de mulares o bovinos arrasando lo que encuentran a su paso, sin causa, sin control y sin destino. Porque, ¿tiene algún destino o beneficio esta manifestación de zombis? Por lo menos los zombis salen a comer cerebros.

El odio visceral de estas manadas de mujeres alienadas contra la Iglesia Católica, la lucha contra el patriarcado, la reivindicación de sus «cuerpas», el desprecio a la maternidad (sentimiento antinatural si los hay), la exposición nudista que realizan (sobre todo aquellas que están más cerca de la Pepa Pig que de Bo Derek -vaya antiguedad-) y que constituye un agravio a sì mismas y a la concepciòn estètica de una sociedad hedonista, el uso como sanitario pùblico de edificios oficiales y eclesiàsticos, el vandalismo contra vehìculos y personas, y la larga lista de atrocidades legales y morales que cometen ¡Jamàs puede reivindicarse como feminismo!

Inútil es predicar en el desierto cuando el vandalismo es una política pública que ha confundido derechos naturales y sociales con terrorismo estatal y alteración del orden público, destrucción del concepto de autoridad y legitimación del «todo se puede» y se alienta como «reclamo» a desprecio de la destrucción moral y humana de las mismas mujeres que dicen luchar por sus derechos.

Claro, el grueso de esas columnas de féminas de encefalograma plano yace en la ignorancia más supina, y cuando el cerebro no se cultiva con letras, como en el campo, el «pasto ruso» crece y lleva a jóvenes, maduras y hasta ancianas a que consuman el discurso de la disolución social.

Muy lejos están de conocer que el feminismo echa raíces con Hipatía de Alejandría (350 dopo Cristo) médica y científica, poetisa y más que fuera asesinada por una turba ignorante (lo decíamos) y continuará con la saga de mujeres incineradas por la Inquisición católica hasta exponentes del nivel de Marie Curie. En la Argentina, desde nuestra Macacha Güemes y las bravas mujeres de la Independencia hasta Juana Manso (mediados de 1800), Cecilia Grierson, María Abella, Julieta Lanteri que fundara el Partido Feminista Nacional (Circa 1920) y se presentara como candidata, ¡cuando solo votaban los varones! Y por supuesto, Alicia Moreau de Justo, luchadora si las hubo. Todas lucharon contra el sistema patriarcal de familia y conservador además de pedir por los derechos cívicos de la mujer.

Ninguna de las nombradas tuvo la necesidad de desnudarse en público, de asaltar en banda oficinas o de destruir templos…, sus mayores armas fueron la inteligencia, la pasión y la militancia.

Con este «feminismo» subversivo estas mujeres no sólo no lograrán absolutamente sino que continuarán degradándose hasta terminar -paradójicamente- esclavizadas, tal como ocurre con las bestias.-

Foto de Portada: Crèdito quepasasalta.com

 

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