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Tiempos de Balance: Naciones Unidas admite que los Cuatro Jinetes del Apocalipsis ya cabalgan entre nosotros

Tambores de guerra mundial se escuchan cada vez más fuertes. Nadie hace ningún esfuerzo por la paz mundial, por el contrario, se repite el escenario de la Segunda Gran Guerra donde el conflicto fue buscado. La diferencia es que una conflagración mundial hoy traería consecuencias nunca antes vistas para la Humanidad.

POR ERNESTO BISCEGLIA.- Hace diez años atrás en sendas notas (Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis ya cabalgan entre nosotros) y una segunda (La ONU confirma que los Cuatro Jinetes del Apocalipsis ya cabalgan entre nosotros) que fueron replicadas por sitios internacionales supe advertir que se avecinaban tiempos complejos para la Humanidad. No me equivoqué. Sin embargo, jamás pensé que llegaríamos a ver esos signos de manera tan patente como hoy los muestra la realidad. Hoy, ese último título adquiere nueva y lacerante actualidad.

 

La internacionalización de los conflictos es un aquí y ahora. La guerra de Rusia con Ucrania ya no es un evento lejano sino que sus consecuencias son inmediatas y se están haciendo visibles, por ejemplo, en la suba incontenible de los alimentos, más allá de nuestra inflación local, pero es ciertamente un problema universal. Se aproxima una gran hambruna para unos cien millones de habitantes o más.

 

El primer síntoma de esta globalización del dominio y la extinción provocadas lo escribimos en una nota llamada entonces “Alta Masonería y el chip del Anticristo” cuando analizaba la entonces propuesta de reforma sanitara del ex presidente Barack Obama. Esa nota ha desaparecido de todos los portales que la habían replicado.

 

En tiempo reciente, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Gutiérrez, durante un discurso ante la Asamblea General de la ONU, ha reafirmado aquello que ya supieron decir entonces expresando que “Los cuatro «Jinetes del Apocalipsis» que amenazan el progreso del mundo en el siglo XXI son las tensiones geopolíticas, el cambio climático, la creciente desconfianza mundial y el abuso de las nuevas tecnologías”.

 

Para Gutiérrez, «El primer jinete adquiere la forma de las mayores tensiones geoestratégicas globales que hemos presenciado en años (…)  debido a estas tensiones surgen nuevos conflictos, atentados terroristas que causan más víctimas, al tiempo que crece la amenaza nuclear.”

 

El Segundo Jinete -según Gutiérrez- sería “La crisis climática que amenaza el planeta (…) las temperaturas siguen en aumento y que «un millón de especies está en peligro de extinción a corto plazo. Nuestro mundo se está acercando al punto de no retorno», ha advertido.

 

El Tercer Jinete vendría dado por «la profunda y creciente desconfianza mundial. (…) La confianza en las instituciones políticas disminuye, las mujeres exigen igualdad y denuncian la violencia y la discriminación, mientras las hostilidades contra los refugiados y los migrantes va en aumento”. Asimismo, ha resaltado que dos de cada tres personas viven en países donde la desigualdad ha aumentado, según un reciente informe de la ONU.

 

Por fin, el Cuarto Jinete, para el funcionario de la ONU es “El lado oscuro del mundo digital”. Señala que «A pesar de los enormes beneficios, se abusa de las nuevas tecnologías para cometer delitos, incitar al odio, falsear información, oprimir y explotar a las personas e invadir la privacidad», ha precisado el secretario general. «Los avances tecnológicos se están moviendo más deprisa que nuestra capacidad para responder a ellos o incluso comprenderlos.

 

En criterio de quien escribe, existe un tema todavía  más candente –citamos nuestras notas indicadas “ut supra”-, y es la advertencia que adelanta el Libro de la Revelación, así copio aquellos párrafos: “Cuando abrió el sello tercero, oí al tercer viviente, que decía; Ven, Miré y vi un caballo negro, y el que lo montaba tenía una balanza en la mano” (Ap. 6, 5-6).

 

“Con la apertura del tercer sello, aparece un corcel negro; su color podría indicar vegetación seca o tal vez quemada o los grandes desastres ecológicos que terminan dañando la Tierra y su capacidad de dar frutos. Buscando similitudes en la Biblia, encontramos en el libro de las Lamentaciones una visión similar “Nuestra piel abrasa como un horno por la fiebre del hambre» (Lam. 5, 10-11:”) que se complementa con la balanza que blande el jinete que era utilizada para pesar los alimentos.

 

En la misma línea de referencia, un pasaje de Ezequiel (Ez. 4, 16-17), hace referencia a la escasez de agua, propiamente habla de “agua tasada”, lo cual advierte sobre lo que se escucha en los periódicos de que las próximas conquistas estarían motivadas por controlar ese vital recurso y ponerle precio.

 

Una última interpretación del jinete de la balanza puede asimilarse a la injusticia que reina en el mundo, la carestía y las hambrunas que acaban de decretar la ONU, por ejemplo; refrendados por el versículo siguiente que dice: “Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino”[1]. Escasez porque una libra de trigo es suficiente buena comida para una persona, pero no para su familia.

 

Además, la comida disponible es indigente: cebada. Los productos más refinados como el aceite y el vino, de lujo podría decirse, son cuidados de ser dañados porque son los que consumirían los ricos. Actualmente ya se ve cómo los dueños del dinero van haciéndose de tierras en países extranjeros para controlar en el futuro lo que se plante. (Ver nuestro artículo “Hacia un nuevo orden agrícola mundial”)

 

Ya palpamos esta realidad. El Agua es un activo que cotiza en Wall Street desde hace tres años y a diario compramos agua porque la “potable” que recibimos en nuestras casas ya no es confiable y su precio varía según la estación del año.

 

La zona de Ucrania es el actual granero del mundo que aporta –o aportaba- un 30% de la producción mundial de cereales. La salida de Rusia de la corporación que maneja esas exportaciones supone que las regiones del África, el Magreb y parte de Europa comenzarán a sufrir las consecuencias del hambre.

 

La amenaza creciente de una guerra nuclear que devastaría a Europa pone a Sudamérica como el objetivo a colonizar por las grandes potencias. Ya lo había advertido Juan Pablo II en “Tertio Millennio Adveniente” que “Sudamérica es el Continente de la Esperanza” y tenía razón, porque de ocurrir ese escenario apocalíptico este sector del mundo sería el único con capacidad portante para recibir humanos en retirada y producir el alimento suficiente.

 

En esa Carta Apostólica, el Santo Papa pone acento en refugiarse en el Evangelio como potencia liberadora y digo “Evangelio” y no Iglesia Católica, además como fontana de Esperanza.

 

Porque frente a todo este desastre Universal tenemos la obligación de decir con el Apóstol Pedro que “Todo cristiano tiene la obligación de dar razón de su Esperanza” (1Pedro 3-15). Si perdemos la Esperanza, todo lo demás también estará perdido.-

 

«El tenga oídos, que oiga», dice la Escritura (Mateo 13: 9-15).-

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